Una librería de Almuñécar entrega dos premios por quinto año

En las paredes se entremezclan las estanterías de libros con los diplomas de los premios que han hecho un poco más felices «a muchas familias que los necesitaban» y varias estampas, entre ellas la Virgen de los Dolores de Almuñécar y el Sagrado Corazón de Jesús que han protegido a los trabajadores y les ha ayudado a aguantar el peso de la persiana esta pandemia.

María Teresa Gamarra González, la lotera, cuenta que en su casa nunca ha caído uno de los décimos premiados. Tampoco los quieren. «Nuestra suerte es repartirla entre los vecinos. Es una alegría que te cuenten que con un poco de dinero han conseguido grandes cosas como no perder la casa o pagar la luz. Nuestros premios han caído en muchas ocasiones a personas que les ha hecho falta. Como en un confesionario, las historias que nos cuentan no salen de estas paredes», explica.

A los tres meses de empezar a trabajar con loterías, los hermanos, que han heredado el negocio de sus padres, dieron un premio gordo y desde entonces la suerte no les ha abandonado. Su fama casi les precede y reciben peticiones de otras provincias. «Este año con las restricciones no hemos tenido compradores de fuera, pero nos han preguntado si podíamos enviar números. Todas las navidades vienen muchos malagueños a comprarnos», dicen.