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La entrada del Rey Felipe VI al pabellón deportivo del colegio Purísima Concepción de Granada fue recibida con una enorme ovación de la comunidad educativa. Allí estaban los profesores, los técnicos, los papás, las mamás y, sobre todos ellos, los alumnos de educación especial, sentados en sillas o en sus sillas adaptadas.
Se trata de un alumnado con necesidades educativas especiales como diversidad funcional, cognitiva, física y motriz, y de control y explosión emocional. La imagen era maravillosa. La percepción de Su Majestad en el pabellón, rodeado de todos ellos, era de un candor sublime.
Si la emoción a flor de piel podía subir un gradito más, lo hizo. Ahí sobre el escenario en el pabellón estaba el Rey de España con las autoridades. A saber, la ministra de Educación como representante del Gobierno español en visita oficial del Rey, el presidente de la Junta de Andalucía, la alcaldesa de Granada, el presidente de la Fundación Princesa de Girona y la directora del propio centro educativo.
No eran los únicos. En una esquina, con su corte de pelo para la ocasión, su chaqueta azul oscuro y su camisa blanca estaba David, micrófono en mano, para dar paso a la ceremonia. En este caso, a nada más y nada menos que a Su Majestad Felipe VI.
-Rey de España: Me habéis puesto el micro a la altura (risas). Con el permiso de David, ¿puedo comenzar?
-David: «Oki Doki adelante»
-Rey de España: Gracias, David, que copreside este acto, Felicidades a todos…
Así comenzó Felipe VI su intervención respetuosa, cariñosa y que llenó de orgullo a todos los presentes. Pero faltaba todavía el subidón final. Fue entonces cuando para recibir el premio subieron al escenario cuatro alumnos del centro Purísima Concepción de Granada. Fue un momento increíble.
Allí subieron como si todos los días uno recibe un premio y encima se lo entrega el Rey de España Alejandro, Alba, Nacho y Fran. Fue Ana entonces, la que acaparó toda al atención, Ayudada por su profesora, desde su silla adaptada, pronunció las palabras de aceptación del premio gracias a la tecnología de un ordenador personal.
La voz de Ana sonó metálica pero hablaba directa al corazón de todos: «Estoy muy contenta y orgullosa de recoger este premio. Gracias por visibilizar proyectos inspiradores que nos llevan a una verdadera escuela inclusiva». Así es, desde Alba hasta el Rey de España.
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