Las primeras vinculaciones de Granada con la marihuana están asociadas a la comarca de la Alpujarra, una zona de pequeños pueblos blancos a las faldas de Sierra Nevada que ha atraído desde hace décadas a extranjeros, artistas y bohemios. En sus colinas verdes se cultivaba ... marihuana, pero a pequeña escala, junto a comunas hippies asentadas en plena naturaleza. Pero en el año 2008, en plena crisis del ladrillo, en Granada empezaron a descubrirse los llamados 'interiores'. Eran entonces cocheras o habitaciones pequeñas dentro de una vivienda que dejaban de usarse como residencia para dedicarlas a cultivar plantas de marihuana. Todavía eran plantaciones rudimentarias. Con enganches fraudulentos a la electricidad y un puñado de macetas de marihuana que crecían sin ver la luz del sol. Esas matas suponían un ingreso extra de unos miles de euros para familias que se habían quedado sin ingresos. Una práctica casi exótica en una ciudad de ambiente universitaria que vive del tirón turístico de la Alhambra y que tiene una provincia muy dependiente del sector primario.
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Aquellos primeros 'interiores' se empezaban a descubrir en algunas casas del distrito Norte, el más empobrecido de la capital granadina, pero también en puntos del cinturón metropolitano. Hoy, 15 años después, esta práctica se ha profesionalizado y se ha extendido a toda la provincia. Cuando antes era noticia encontrar una docena de plantas, ahora se intervienen por miles en cada operación. Sólo entre enero y junio de este 2023 se han realizado 614 operaciones contra el cultivo de marihuana, con 128.500 plantas intervenidas y 558 personas detenidas en una provincia de tamaño medio, como es Granada. Y, pese a los esfuerzos policiales, lo que se incauta puede ser la punta del iceberg.
Esos cultivos de marihuana dejan dinero ilegal en la provincia, pero también han atraído episodios violentos como tiroteos y homicidios, mayor presencia de armas, y están asociados también a un problema social como son los cortes de luz que sufren de forma reiterada en el distrito Norte de Granada y también en otros municipios, por la sobrecarga de los enganches ilegales.
«No hay un solo pueblo de Granada, del más grande al más pequeño, en el que no hayamos encontrado plantaciones de marihuana», explica el capitán de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Granada, Miguel Ángel. Su agenda semanal está llena de citas con cuerpos policiales de toda Europa con los que habla a menudo para buscar el rastro de las organizaciones criminales que exportan la marihuana cultivada en Granada a toda Europa. Un producto «que tiene hasta denominación de origen en países como Holanda», explica el responsable de la Policía Judicial.
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El fenómeno que empezó tímidamente en 2008 se destapó pronto como un ejercicio muy lucrativo. La obtención de semillas transgénicas, con mayor concentración de TCH –Tetrahidrocannabinol, el componente psicoactivo– mejoró muy rápido la calidad de los cultivos. «La aparición de esas semillas supuso un punto de inflexión, la calidad de las plantas que se cultivan desde entonces es muy superior», explica el capitán de Policía Judicial.
«Desde 2008 a 2012, el cultivo se expande de forma exponencial», señala. De la capital se extiende al Cinturón. Yel producto empieza a llamar la atención en Europa por su calidad.
Los primeros que se instalaron en Granada para comprar a gran escala la producción de marihuana fueron los polacos. «Empezamos a detectar gran cantidad de autocaravanas polacas, turismos o camiones procedentes de este país europeo», explican desde la Guardia Civil. Corría el año 2015 y en las investigaciones policiales comprueban que esos ciudadanos polacos ya no vienen de forma puntual. Empiezan a alquilar viviendas y se asientan en Granada y en otras provincias limítrofes como Málaga, en la Costa del Sol, donde pueden llevar un tren de vida más lujoso sin llamar la atención. «En aquel momento, para Polonia la marihuana era un producto muy rentable, estaba al mismo precio que la cocaína», argumenta. Se asientan en la zona los primeros 'intermediarios' extranjeros que empiezan a contactar con los productores locales. Esas organizaciones criminales polacas compran la producción granadina y aprovechan su infraestructura logística para ir colocando la marihuana en el país europeo en el que resulte más rentable.
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En 2016 se realiza una de las primeras operaciones de envergadura contra estas mafias, con colaboración internacional, la 'Operación Escota', en la que se detiene a uno de los más importantes narcotraficantes polacos, asentado en la Costa granadina. «En nuestras investigaciones policiales hemos detectado que organizaciones criminales que se dedicaban a la cocaína, se pasan a la marihuana porque las penas son más bajas y los precios llegan a ser similares», apuntan desde Guardia Civil. En una pedanía, Alomartes, detienen también a uno de los narcotraficantes más buscados de Inglaterra en aquel 2015.
Caen capos de organizaciones criminales procedentes de Europa del Este, de Alemania, italianos, franceses, suecos.... En junio, se desarticuló una banda que exportaba a Centro europa desde Guadix, en febrero otra que vendía en Holanda y Alemania, en noviembre, una organización liderada por un croata que compraba la marihuana en Granada pero se había asentado en Marbella... «Nunca habíamos tenido tanta relación con Europol y Eurojust –Agencia de la Unión Europea para la Cooperación Judicial Penal– como en estos últimos años. Y la relación con policías europeas es contante. Normalmente nos piden ellos que sigamos a alguno de los narcotraficantes que opera en su zona, porque han detectado que vienen a comprar marihuana a Granada», repasa el capitán.
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En estos últimos siete u ocho años, decenas de organizaciones criminales se asientan en Granada, lo que supone que atraen más violencia –«son bandas muy peligrosas–, más armas, corrupción, secuestros...Esas organizaciones envían a un intermediario, que es el que viaja por las comarcas y se encarga de hacer un 'control de calidad' de esos cogollos. Paralelamente, los mismos productores van ampliando sus 'negocios', cada vez destinan más casas, naves y terrenos a cultivar marihuana. Incluso se ha desplazado al negocio de hachís. El plan especial del Campo de Gibraltar, que se encargaba de frenar la entrada de hachís por el Estrecho, ha incluido ya a Granada, por el crecimiento exponencial del cultivo de marihuana, que atrae a decenas de organizaciones criminales extranjeras.
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