Carmen Ruiz Repullo es profesora de Sociología de la UGR y lidera un estudio sobre violencia y pornografía que se publicara en breve.
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–¿Estamos en una situación preocupante?
–Hay mucha preocupación. No es que los menores accedan a contenido que se identifica como sexual, es que es contenido mayoritariamente violento. Estamos acabando una investigación sobre la relación entre el porno y la violencia, pero no solo en parejas hetero, también entre chicos homosexuales. Y las conclusiones muestran cómo se está construyendo una sexualidad desde el modelo de masculinidad hegemónico y violento.
Educación contra la pornografía
José E. Cabrero
–¿El porno es clave en esa violencia?
–Sí, pero cuidado. El porno es un elemento más. Si decimos que la violencia sexual en menores ocurre exclusivamente por el porno, es no analizar el problema en toda la amplitud y rigurosidad que requiere.
–Pero mejor si evitamos el acceso al porno, ¿no?
–Ojalá desapareciera el porno, sería un paso importante, pero no único. Tenemos que ir a la educación sexual. Las tecnologías y el sistema patriarcal aprovechan para situar el porno al servicio de un clic. Tenemos que ir más allá. ¿Cómo educamos a la juventud que viene totalmente pornonizada? ¿Quitamos el porno pero normalizamos poner a Lola Índigo en ropa interior en las marquesinas? ¿Quitamos el porno pero no hablamos de las letras del reguetón, de videojuegos como el GTA...?
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–¿Cuántos jóvenes acceden a pornografía?
–Siete de cada diez chicos y chicas te dicen que han accedido a pornografía en el último año. Pero lo hacen con intencionalidades diferentes. Los chicos para excitarse y disfrutar. Las chicas para aprender, para ver lo que hacen otras chicas, lo que hay que hacer... Eso impacta más de lo que pensamos. Lo que vemos es que las chicas acceden a prácticas que no les gustan ni excitan, con la única finalidad de agradar al chico. Y muchas sufren una práctica sexual que no desean, con violencia, pero que no cuentan por miedo.
–¿Qué tipo de violencia?
–Según nuestro estudio, prácticas como escupir, abofetear y ahorcar son muy comunes entre los adolescentes.
–¿Les quitamos el móvil?
–Quitar la tecnología a un menor es un error porque está aquí. Lo que tenemos que hacer es ver cómo vamos a educar en su uso. Pero si le damos una tablet con 12 años, corren el riesgo de engancharse. Hay que acompañarles.
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Educación contra la pornografía
–¿El primer paso?
–Coger la LOMLOE, la Ley del 'Sí solo es sí', la Ley de la Infancia y la Adolescencia... y con todo eso diseñar un plan que priorice educar en la igualdad y en la sexualidad integral y diversa, con políticas valientes que vayan a la raíz. Y hay que empezar desde la infancia.
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