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Concentración en la Plaza del Ayuntamiento de Íllora, este lunes. ALFREDO AGUILAR
Tragedia en Íllora: «Juan nunca se metió en una pelea y siempre era él, el bueno»

«Juan nunca se metió en una pelea y siempre era él, el bueno»

Amigos, vecinos y allegados recuerdan al joven de 19 años, estudiante de primero de Inef en la Universidad de Almería y amante del deporte

Lunes, 15 de agosto 2022

Íllora llora y llora la muerte del niño Juan. Juan Trujillos Castro, ilurquense y granadino de 19 años, futbolista de vocación y estudiante de primer curso de INEF, en la Universidad de Almería. «Se le daban bien todos los deportes, era el mejor», asegura uno de sus mejores amigos. «Aunque su favorito era el fútbol. Le encantaba el fútbol», añade. El resto de la pandilla intenta buscar las palabras exactas para describir a su amigo pero, tras cruzarse la mirada un par de veces, todos coinciden en una idea tan explícita como genuina: «Es que era Juan. Juan era bueno, pero bueno de verdad. Nunca se metió en una pelea y siempre era él, el bueno. Siempre era Juan».

Vecinos y allegados coinciden una y otra vez al hablar de Juan, usando incluso las mismas palabras: «Era un niño bonico». «Era muy querido en el pueblo, buen estudiante y miembro de una familia trabajadora», dicen. «Era lindísimo», «era muy buen chaval», «era tan bonito...». Juan tenía un hermano pequeño al que, dicen sus amigos, «adoraba con toda su alma».

«Era un niño bonico»

Jacobo Calvo, concejal del Ayuntamiento de Granada, escribía así en sus redes sociales: «Impactado. Fui tutor de Juan en mi etapa docente en Íllora. Fue el curso 2013-14. Alumno, compañero e hijo brillante y generoso. Juan era de esos niños que dejan huella por su forma de ser. Un dolor enorme». Juan de Dios Núñez, concejal del Ayuntamiento de Íllora, le define como «un niño modélico en todos los aspectos: responsable, respetuoso, deportista, buen estudiante, hijo ejemplar y amigo fiel».

Uno de los amigos de Juan saca fuerzas y sonríe levemente para afirmar «que todo lo bueno que se escriba de Juan no será una exageración». La pandilla asiente y una chica de sonrisa vidriosa termina: «Lo peor es que es verdad. Es que Juan era muy bonico».

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