El castillo de Burgalimar, enclavado en lo alto de Baños de la Encina, un precioso enclave jienense que aspira a ser declarado Municipio Turístico de Andalucía, el Castillo de Burgalimar es una fortaleza omeya del siglo X perfectamente restaurada
Jesús Lens
Granada
Martes, 21 de julio 2020, 01:15
Conduciendo entre océanos de olivos, a la salida de una curva, de repente y en lontananza, el viajero contempla con admiración las torres, almenas y murallas de la imponente 'fortaleza de los siete reyes', el segundo castillo más antiguo de Europa.
Adoro los castillos. Permítanme una confesión íntima: tengo debilidad por esos vestigios de nuestro pasado medieval. La culpa, como de tantas otras cosas, la tiene el cine. Cuando éramos críos y terminábamos de ver las películas de Robin Hood o de las Cruzadas, al volver al mundo real, la gente no vestía de verde o con cota de malla. No se desplaza en coche de caballos, disparaba flechas con sus arcos ni dirimía sus diferencias a espadazo limpio. Sin embargo, los castillos medievales seguían ahí, altivos e imperturbables, prueba incuestionable de que lo visto en la pantalla era cierto.
Nada más franquear la puerta del Castillo de Burgalimar, el viajero se encuentra con un gran cartelón con las efigies del Capitán Trueno, Goliath, Crispín y Sigrid. Que a nadie le extrañe: el cineasta Antonio Hernández lo utilizó como decorado para el rodaje de su película 'El Capitán Trueno y el Santo Grial', estrenada en 2011 con desigual aceptación de crítica y público.
Antes de acceder al recinto, eso sí, resulta obligatorio asomarse a los miradores de la Villa para disfrutar del extraordinario paisaje de olivos que se ofrece a la vista, salpicado por dos o tres almazaras que le ponen el contrapunto industrial a una de las naturalezas andaluzas más productivas y fructíferas de nuestro entorno.
Para esta visita histórica por la provincia de Jaén hemos elegido el Castillo de Baños de la Encina como podríamos haber visitado la Fortaleza de la Mota de Alcalá la Real o el Castillo de Santa Catalina, dado que la provincia jienense alberga la mayor concentración de fortalezas de toda Europa. De hecho, son veinte los espacios que conforman una sensacional y extraordinaria Ruta de Castillos y Batallas de Jaén. Además, Baños de la Encina se encuentra relativamente cerca de Navas de Tolosa, escenario de una de las victorias cristianas más importantes de la Reconquista.
Historia de un castillo
La construcción del Castillo de Burgalimar comenzó en el año 968, enclavándose en lo alto de un cerro estratégicamente situado en la entrada del Valle del Guadalquivir. Se erigió sobre los restos de otras edificaciones, habiéndose encontrado en su interior vestigios de las culturas argáricas de la Edad del Bronce, entre otras.
Se trata, por tanto, de una construcción omeya que tuvo gran importancia durante la Reconquista, pasando en sucesivas ocasiones de manos musulmanas a las cristianas y viceversa. Será en 1225 cuando se rinda definitivamente a Fernando III, quedando su defensa y guardia en manos de la Orden de Santiago.
El viajero pasea por el patio de armas y se asoma al aljibe, recorriendo el perímetro del Castillo e imaginando como sería todo aquello lleno de vida, entre el relinchar de los caballos y las marciales órdenes de los soldados encargados de su custodia. La reproducción de algunas figuras de época, estratégicamente situadas en algunos puntos del recorrido, contribuye a hacerse una idea de cómo luciría el Castillo en su momento, sin que el cartón piedra llegue a herir la vista o a resultar abusivo para el viajero que prefiera dejarse llevar por lo aprendido en los libros de historia y de arte… o por su fértil imaginación.
Catorce torres completan el perímetro octogonal de la fortaleza, que tiene inequívoca forma de barco, que se aprecia especialmente bien desde la Torre del Homenaje. El material constructivo utilizado por los Omeyas es tan austero y sencillo como resistente: el tapial, una especie de adobe realizado con una mezcla de arcilla, arena, cal y piedra cruda.
Posteriormente, en el siglo XV, se construyó una torre adicional con un material más noble. Paradójicamente, esa Torre del Homenaje es la que más cuidados y restauraciones ha precisado. Sobre ella ondea hoy en día la bandera de la Unión Europea, un raro privilegio concedido por el Consejo de Europa, compartido exclusivamente con el Castillo de Florencia.
El nombre árabe original del castillo es Bury al-Hamma o Castillo de los Baños y durante muchos años albergó el cementerio municipal de Baños de la Encina. Resulta de lo más elocuente contemplar algunas fotos en blanco y negro en las que se contempla un entierro en los nichos excavados en las murallas del castillo.
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