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Revolución Jurásica El continuo renacer de los dinosaurios: mucho más numerosos y variados de lo que creías

El continuo descubrimiento de nuevos fósiles de dinosaurios ha ido revolucionando la paleontología en los últimos años. Cada nuevo hallazgo ha ido cambiado y cambia nuestra forma de ver la evolución de estos grandes depredadores. Y resulta aún más apasionante de lo que creíamos. Te lo contamos.

Jueves, 02 de Noviembre 2023, 16:37h

Tiempo de lectura: 7 min

El cazador más poderoso de aquel bosque de finales del Cretácico buscaba, desesperado, una presa. Era extraño que un tiranosaurio de su especie, un Tyrannosaurus rex, hubiera fallado en dos ocasiones. Dos presas grandes y apetitosas habían logrado huir de sus mandíbulas despertando en él un hambre voraz. Doce metros de hueso y músculos necesitaban combustible. Precisaba comer. Cazar. Matar.

Pocos minutos más tarde, un olor acre llegó a su hocico. Posibles presas se escondían tras un muro de coníferas. Con lentitud, asomó su cabeza a un claro en el bosque y vio un grupo de Nankangia, dinosaurios emplumados que podrían saciarlo, pero cuya agilidad le pondría las cosas difíciles. Cuando se lanzó al ataque, el bosque pareció cobrar vida. Otro tiranosaurio de aspecto diferente surgió de la espesura. Era más estrecho, más pequeño, menos poderoso. Pero mucho más veloz. El nuevo actor atrapó sin vacilación a uno de los Nankangia y lo arrastró a la espesura mientras nuestro hambriento tiranosaurio intentaba, corriendo en vano tras él, atrapar otro de los dinosaurios emplumados. Una vez más, su primo de morro estrecho le había tomado la delantera.

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Dos impactantes huesos encontrados. El paleontólogo Pablo Puerta junto al fémur del gigante dinosaurio desenterrado en 2013 en la Patagonia argentina, en Chubut, y que se ha dado a conocer hace unos pocos años.

Setenta millones de años más tarde, otra especie iba a encontrarse por sorpresa con este tiranosaurio ágil y mortífero: el hombre. Un grupo de trabajadores chinos que excavaba en las obras de una carretera en la provincia de Jiangxi dio con un cráneo fosilizado, propio de un dragón de su milenaria historia. Los expertos se pusieron a trabajar en la extracción y clasificación de los fósiles. El cráneo parecía el de un tiranosaurio, pero su morro era mucho más largo y estrecho que el del Tyrannosaurus rex, y en su superficie terminal, sobre los orificios nasales, presentaba unas protuberancias. No era un T. rex.

Alguien recordó entonces que pocos años antes se habían desenterrado cráneos similares, de menor tamaño, en Mongolia. Los expertos habían concluido que eran de tiranosaurios juveniles. Se equivocaron.

Desde hace unos años se descubre una nueva especie cada dos semanas. Los dinosaurios fueron mucho más numerosos y variados de lo que creíamos

Tras un largo periodo de trabajo, en mayo de 2014, cinco investigadores de la Academia China de Ciencias Geológicas y Stephen Brusatte, de la Universidad de Edimburgo, dieron la noticia al mundo. Una nueva especie de tiranosaurio, primo del archiconocido T. rex, nacía para la ciencia. Su nombre, Qianzhousaurus sinensis, quedó inmediatamente eclipsado en los medios de comunicación por el apodo con el que lo bautizaron: Pinocho rex. El morro alargado le jugaba así una mala pasada a uno de los más poderosos depredadores que haya conocido nuestro planeta.

Desde hace unos cuantos años —ya décadas— se está nombrando una nueva especie casi cada dos semanas. Incluso en la misma semana que se daba a conocer el Pinocho rex se ponía nombre a un nuevo dinosaurio predecesor directo de las aves. Gran parte del mérito de este 'Renacimiento' en el mundo de los dinosaurios se lo debemos a China. Pero el gigante asiático no es el único que está proporcionando grandes sorpresas.

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Ágiles emplumados. Los 'Nankangia' eran dinosaurios emplumados que podían saciar el hambre de un 'T. rex', si los pillaba... Más pequeños y ágiles que este tiranosauro, eran muy difíciles de atrapar, aunque no para los 'Pinocho rex', que sí los cazaban.

Tanto el sur de Argentina como la India arrojan también auténticas novedades. El sur de Argentina, por ejemplo, viene sorprendiendo al mundo de la paleontología desde finales del siglo pasado. Los mayores animales que jamás hayan pisado la Tierra han ido apareciendo en la mitad sur del gigantesco país sudamericano. Los saurópodos, los herbívoros de cuello y cola descomunales que con frecuencia llamamos genérica y equivocadamente Diplodocus —los más grandes entre los dinosaurios— parecen haber poblado lo que hoy es el cono austral americano en número y variedad sin precedentes.

Los animales desenterrados en Argentina tenían la altura de un edificio de siete plantas y un peso cercano a 90.000 kilos

A finales de 2011, un campesino descubrió en la provincia de Chubut, 1300 kilómetros al sur de Buenos Aires, el hueso de un animal de un tamaño imposible. Cuando los paleontólogos comenzaron a excavarlo en enero de 2013, no daban crédito a lo que tenían delante. Era un fémur, pero un fémur 14 veces más grande que el de un elefante actual. Aquel animal tuvo que pesar cerca de cien toneladas.

Además, en el lugar del primer hueso aparecieron muchos otros, restos de siete animales de la misma especie, lo que permitió a los científicos montar las patas, el torso, la cola y parte del cuello del colosal dinosaurio; algo insólito hasta entonces. «Al excavar, el fémur nos sorprendió por su tamaño: es el más grande que se conoce de un dinosaurio –comentaba José Luis Carbadillo, paleontólogo del Museo Egidio Feruglio de Trelew–, pero nos quedamos más impactados según íbamos cavando y encontrábamos restos de costillas, caderas, una cola completa, un húmero… que nos dejan ver que eran animales grandes que comían y se movían en grupo. Con estos restos podemos reconstruir el animal íntegro».

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Cataluña, tierra de los 'huevos' de oro. Los yacimientos catalanes son ya de los más importantes del mundo en el estudio de huevos de dinosaurio. En un año se han hallado allí los primeros huevos de hasta seis especies.

Aquellos dinosaurios desenterrados, que vivieron hace 95 millones de años, tenían la altura de un edificio de siete plantas y un peso cercano a 90.000 kilos. Se trata, sin duda, de la especie de dinosaurio más grande de todas cuantas se conocen.

En cuanto a la India, recientemente un equipo del Servicio Geológico del país halló en el desierto de Thar fósiles de un dinosaurio del Jurásico Medio, que ha resultado ser el dinosaurio de cuello largo más antiguo del mundo hasta hoy. Se ha comprobado que los restos pertenecen a un saurópodo, el grupo de los dinosaurios más grandes de la historia, característico por su pequeño cráneo, un cuello y una cola muy largas y su andar a cuatro patas.

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El primer dinosaurio. En 1822, el geólogo inglés Gideon Mantell se percató de las semejanzas entre unos fósiles y unos huesos de iguana que tenía. Como resultado describe la primera especie de dinosaurio: el Iguanodon.

El hallazgo tiene también importancia porque los saurópodos se extendieron por gran parte del planeta y, por su tamaño, dominaron casi todos los territorios. De hecho, sobrevivieron hasta el último tramo de la era de los dinosaurios, hace 66 millones de años, cuando un colosal meteorito de diez kilómetros cayó en el extremo noroeste de lo que hoy es la península de Yucatán (México) y produjo una extinción masiva de las especies.

Lo relevante del descubrimiento en el desierto de Thar es que, durante el Jurásico, la India no era aún del todo el subcontinente que hoy conocemos, sino una parte más de la Pangea, el supercontinente con gran parte de la masa terrestre antes de su separación. Los investigadores creen por ello que el hallazgo de estos fósiles permitirá conocer mejor la evolución y expansión de aquellos primeros saurópodos.

No se descarta así que se hubiesen originado en la India y, desde allí, hubieran 'cruzado' a África, Europa y América, continentes en los que ya se han descubierto también fósiles de estos animales del Jurásico. Cabe pensar incluso que según se propagaron, los primeros saurópodos podrían haber ido evolucionando hacia nuevas formas en función de los hábitats a los que debieron adaptarse.

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Los pioneros. En 1841, sir Richard Owen (a la izquierda) presentó 'oficialmente' a los dinosaurios en una conferencia. Basándose en el Iguanodon de Mantell, reconstruyó su cuerpo echándole imaginación. Dos años más tarde, William Buckland, profesor de geología en Oxford (a la derecha), desentierra restos fósiles en una cantera de Stonesfield y describe su hallazgo en una revista científica. Da nombre al Megalosaurus bucklandii, el primer dinosaurio con nombre propio.

De hecho, ya aquí, en España, un equipo de españoles y portugueses acaba de revelar los resultados del hallazgo de unos restos encontrados entre 2005 y 2008 en el yacimiento de Sant Antoni de la Vespa, en Morella (Castellón). Ha resultado tratarse de uno de los saurópodos más grandes de Europa, un titanosaurio que pudo haber alcanzado los 11 metros de altura y los 25 de largo, con un fémur de casi dos de altura y vertebras de más de uno de ancho. La nueva especie, bautizada Garumbatitan morellensis, habría vivido hace 122 millones de años y su hallazgo amplía la diversidad en uno de los mejores registros del Cretácico Inferior de nuestro continente.

Este y otros descubrimientos de las últimas décadas en España han colocado también a nuestro país en el punto de mira de la paleontología mundial. A los grandes saurópodos de Teruel y Soria se suman, entre muchos otros, los hallazgos de dinosaurios emplumados en Cuenca, de huevos de dinosaurio en el Prepirineo ilerdense, del Tamarro insperatus en Cataluña o de huellas de dinosaurios nadadores en La Rioja.

Albert G. Sellés, del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont, se ha ido convirtiendo en una eminencia mundial en huevos de dinosaurio. Él fue quien, hace ya una década, descubrió los primeros huevos de cuatro especies de dinosaurio en los yacimientos de Coll de Nargó, en Lérida. Y muy poco después daba a conocer incluso dos nuevas 'ooespecies' –que es como llaman los paleontólogos a los huevos de especies determinadas–: Prismatoolithus trempii, una especie carnívora de la que se conocen muy pocos restos fósiles en Europa, y Spheroolithus europaeus, un hadrosaurio (dinosaurios conocidos como 'pico de pato'), grupo del que no se había encontrado ningún huevo hasta entonces. Con esos hallazgos, los yacimientos catalanes se conviertieron en los más importantes del mundo en el estudio de los huevos de dinosaurio.

A finales del siglo pasado, los hallazgos en China ya iniciaron una revolución en nuestra forma de ver y entender a los grandes gigantes que dominaron la Tierra hasta hace 66 millones de años. Los grandes predadores como el tiranosaurio se vistieron de delicadas plumas, aparecieron dinosaurios pequeños… Ahora estamos comprobando que fueron mucho más numerosos, variados y adaptables de lo que creíamos.