Uno de los elementos más importantes en la organización del urbanismo de la ciudad medieval es la presencia de espacios de residencia del poder político. En el caso de la ciudad islámica es el alcázar o alcazaba, normalmente situado en la parte más alta del sitio, con buenas defensas y segregado del resto de la población, aunque al mismo tiempo bien conectado con la misma. En Granada se corresponde con la Alhambra, si bien su prototipo es el de ciudad palatina, es decir, una ciudad dentro de la propia ciudad, donde no sólo reside la autoridad política –el sultán– sino que también escenifica su poder con respecto a sus súbditos.
La Alhambra es una fundación del siglo XIII y responde al propio desarrollo de la dinastía nazarí. Pero la ciudad de Granada, antes de los nazaríes y de la Alhambra, tuvo otro alcázar, residencia de los reyes ziríes primero y luego de los representantes de los almorávides y almohades. Este primer alcázar, conocido también como el Palacio del rey Badis, ha quedado eclipsado por los palacios de colina de la Sabika y porque realmente, poco nos ha llegado y poco conocemos del mismo.
El alcázar zirí se encontraba en la esquina noroeste del cerro del Albaicín ocupando una de las zonas más escarpadas y con mejores defensas naturales, muy cerca de dos de las puertas de acceso a la ciudad, la Puerta de Monaita y el Portillo del León, en el entorno que hoy ocupa la iglesia y la plaza de San Miguel Bajo.
Que seguía siendo una realidad reconocible a finales del siglo XV es una evidencia que demuestran las fuentes al narrarnos las luchas internas entre los nazaríes cuyos representantes residían unos en la Alhambra y otros en el antiguo alcázar. Así por ejemplo los partidarios de Boadbil, que eran los habitantes del arrabal del Albaicín, eran hostigados por los de su tío el Zagal desde las murallas de la alcazaba Qadima.
La actual casa de Dar al-Horra formó parte del conjunto palaciego original, que se encontraba junto a las murallas septentrionales de la ciudad. De hecho, en la base de la torre-mirador nazarí todavía se pueden ver los restos de uno de sus torreones y de las murallas que lo separaban del resto de la medina.
Límites
Más difíciles de discernir son sus límites por el Sur, ya que la muralla y su conexión con la ciudad han desaparecido por completo y hoy en día la arqueología no ha podido ofrecer ningún dato concreto. No sucede lo mismo con su límite por el Este, que era tan incierto como el resto hasta que se hicieron las excavaciones en el Huertos del Carlos, a principios de la década del 2000.
Durante los trabajos de seguimiento arqueológico para la construcción del aparcamiento apareció una muralla que ascendía en dirección Norte, acotando el espacio del alcázar, coincidiendo con el trazado de la calle Pilar Seco y los límites del parque. Esta muralla tiene las mismas características constructivas que el resto que conocemos de la primera ciudad medieval, es decir, de tapial de hormigón de cal y cantos de río, y alcanzaría hasta la que discurre por el futuro paseo lineal de la muralla zirí. Su descubrimiento permitió precisar que todo lo que se encontraba hacia la plaza de San Miguel formó parte del mítico alcázar. En los sondeos que se realizaron en el Huerto del Carlos se comprobó que antes de la implantación del alcázar ya existían una serie de construcciones de época califal.
Ficha técnica
Localización
Palacio de Dar al-Horra y entorno de la Plaza de San Miguel
Descripción
Restos aislados de las murallas del alcázar o palacio de Badis. Aljibe del Rey. Restos arqueológicos excavados en la plaza del Huerto del Carlos.
Cronología
Fundado en el siglo XI, fue residencia de los reyes ziríes, gobernadores almorávides y almohades hasta el siglo XIII. Se mantuvo en pie hasta finales del siglo XV.
Tipo de proteccion
No tiene ningún tipo de protección específica, salvo la referida a las murallas y la propia de la zonificación arqueológica de la planificación urbanística.
Del recinto palatino destacan algunas salas de gran tamaño, construidas unas con muros de tapial, otras con sillares de arenisca bien escuadrados, con pavimentos de calidad, tanto de piedra como cerámica, y las paredes con estucos en blanco y rojo; restos de un posible baño y abundante cerámica que los arqueólogos vincularon a contextos palatinos. La mayor parte de estas construcciones siguieron ocupadas en época almorávide, es decir en el siglo XII, y algunas perduraron hasta la conquista castellana.
El cierre por el Oeste lo formaban los restos de murallas descubiertos en las casas que ocupan el Carril de la Lona, enlazando con la Bab al-Asad, o Puerta del León, que se encuentra por debajo del mirador.
Restos más completos
Quizás los restos más completos de alguna de las viviendas del alcázar son los que aparecieron en la c/ Santa Isabel la Real 1 y 2, en concreto restos de un patio, construida con sillarejos de piedra arenisca que como vemos era una constante en las construcciones ziríes. Este edificio formaría parte de los espacios domésticos del alcázar, destinados a los altos funcionarios o miembros de la familia zirí.
Otras excavaciones dentro del recinto no han tenido tanta suerte, como por ejemplo las realizadas en el callejón del Gallo, donde los restos medievales se encontraban muy arrasados.
De la distribución interior conocemos la existencia de una rawda, o cementerio real donde fue sepultado el rey Badis, y es muy probable que el gran aljibe del Rey formara parte del recinto palatino. Éste es el mayor aljibe del Albaicín, que se llena con el agua de la acequia de Aynadamar. También tenía una mezquita, probablemente en el lugar que hoy ocupa la iglesia de San Miguel, de la que solo nos ha llegado su aljibe. Tiene una fachada con arco de herradura apuntado flanqueado por dos fustes de columnas romanas reutilizadas.
A pesar de todos estos indicios, el primer palacio de la Granada islámica sigue siendo un misterio. No sabemos apenas nada de su arquitectura y organización. No obstante es muy probable que gracias a las intervenciones arqueológicas que de forma rutinaria se hacen en Granada, puedan aparecerán restos importantes del mítico alcázar zirí, del palacio de Badis, que nos ayudarán a llenar esta laguna en la historia de la ciudad.
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