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Cepillando restos arqueológicos hallados en el Cuarto Real. M. A. MOLINA
El origen del Realejo y el Cuarto Real de Santo Domingo en Granada

El origen del Realejo y el Cuarto Real de Santo Domingo

Granada Arqueológica ·

El Cuarto Real era un palacio real, construido en la segunda mitad del siglo XIII, situado extramuros de la ciudad y rodeado de huertas y jardines

ángel rodríguez

Domingo, 8 de diciembre 2019, 12:30

El Realejo, junto con el Albaicín, es uno de los barrios con más tradición de Granada, una de las fuentes del origen mitológico de la ciudad, donde se quieren ver evocaciones de la Granada de los Judíos –Garnata al-Yahud– en un pasado oscuro, sobre el que la historia y la arqueología poco han podido aportar hasta la fecha, pero cuando lo hace normalmente es para desmitificarlo.

En el límite meridional se encuentra el Cuarto Real de Santo Domingo, que actúa como límite del barrio, elevado sobre los restos de una muralla, y al mismo tiempo es uno de los monumentos de la ciudad más polémicos por el dilatado proceso de recuperación y las controversias que ha suscitado. El nombre le viene dado porque, tras la conquista, fue donado a la orden de los dominicos para su establecimiento en la ciudad, pero antes de estas fechas ¿qué era exactamente el Cuarto Real? En origen era un palacio real situado extramuros, rodeado de jardines y huertas.

Arqueólogos trabajan junto a la qubba. M. J. C.

Hoy día vemos que comparte elementos de arquitectura militar, como son unas sólidas murallas en las que las excavaciones arqueológicas han sacado el sistema defensivo intramuros único en la ciudad de Granada, y una gran torre que alberga un palacete en su interior. Se trata de la gran torre, que se conoce como qubba, que da al barrio de la Virgen. Es decir, un espacio de planta cuadrada, cubierto con un techo en forma de artesa, en este caso de madera, y ricamente decorado en su interior. Es un claro precedente del Salón del Trono de la Torre de Comares en la Alhambra. Los alicatados que decoran sus paredes son de enorme belleza lo mismo que sus yeserías que, a diferencia de otras, están talladas a mano, conservando también en algunas zonas zócalos pintados.

Las semejanzas con los palacios de la Alhambra son muchas, pero también las diferencias. Para empezar, la cronología. Nos encontramos ante un palacio mandado construir en la segunda mitad del siglo XIII por Muhammad II cuando aún no se habían comenzado a levantar los palacios alhambreños y formaba parte de un complejo palaciego en el que, además de esta torre, había un pórtico abierto con una gran alberca central, rodeada por un anden o paseo perimetral, que conectaba con zonas ajardinadas y de huerta, además de otros edificios que han ido aflorando en distintas campañas arqueológicas. Es decir, en contra de lo que nos puede parecer ahora, no se trataba de una gran torre exenta.

Estaba protegido por una muralla y se encontraba extramuros, fuera de la ciudad, en una zona en que desde un tiempo antes se había empezado a formar una serie de incipientes arrabales que luego serían el germen del actual barrio del Realejo. Unos eran de tipo artesanal, ocupados especialmente por alfareros, otros se mezclaban con grandes fincas de recreo, y en la zona central –en lo que es hoy el Campo del Príncipe– había un gran cementerio que ascendía colina arriba hasta Torres Bermejas. Precisamente también en esa época parece que el mismo sultán –Muhammad II– mandó construir la muralla que protegería los arrabales meridionales.

Las necesarias excavaciones arqueológicas

Desde que fue adquirido por el Ayuntamiento de Granada a principios de los 90 del siglo XX y se decidió apostar por su recuperación, la polémica ha envuelto al monumento durante décadas. A mediados del siglo XIX se construyó una casa que ocultó en gran parte el monumento y la posibilidad de derribarla para su recuperación o mantenerla como parte integrante de la historia del lugar centraron la polémica entre partidarios y detractores de una u otra respectivamente. Al final se optó por su mantenimiento y se corresponde con el espacio que precede a la qubba. Es aquí donde se pueden apreciar gran parte de las excavaciones arqueológicas con restos que formaban parte del pórtico y andén exterior.

Las excavaciones arqueológicas que se han hecho en el Cuarto Real han estado ligadas siempre al proyecto de restauración, primero de la torre y luego del resto del espacio. Comenzaron en 1995 y se han prolongado en distintas fases hasta la actualidad.

Restos cerámicos. M. J. CABALLERO

Al acceder a la torre, a nuestra izquierda encontramos los restos del antiguo andén perimetral del patio, que es un suelo de losas de ladrillo, y a una cota inferior la muralla urbana en la que se abren las saeteras para defender el acceso exterior. Es el único punto de la muralla del arrabal donde se han conservado y su posición nos hace suponer que existía un nivel de paso de la guardia por debajo del adarve que habría en la coronación. De forma paralela, y a unos cuatro metros de distancia, corre otro muro paralelo, también de tapial. Quizás sean los vestigios de la antigua terraza de cultivo, previa a la construcción de la muralla o del propio Camino de Ronda. Todos estos restos arqueológicos se relacionan con otra torre más pequeña que apareció al excavar en el interior del salón sobre la que luego se edificó el palacio. Se le adosan una serie de muros que formaban unos subterráneos construidos en una segunda fase cuando se edificó la qubba. A nuestra derecha encontramos de nuevo la misma disposición, pero esta vez con sus bóvedas de ladrillo y las puertas que permitían la conexión de una estancia con otra.

En el jardín, junto al lateral sur, recientes excavaciones han descubierto vestigios de otros palacios que acotaban el principal y actualmente siguen en proceso de excavación para su musealización por parte del Ayuntamiento.

La recuperación del Cuarto Real de Santo Domingo ha supuesto no solo la devolución a la ciudad de uno de los monumentos más desconocidos –independientemente de la polémica sobre los criterios que han primado– en el que el papel de la arqueología ha sido fundamental, sino también la creación de un foco de atracción cultural.

Ficha técnica

Lugar . Plaza de los Campos.

Descripción . Restos arqueológicos de la muralla del arrabal de los Alfareros, con el sistema defensivo bien identificado, y refuerzos para construir la qubba o torre central, decorada con yeserías, alicatados, zócalos pintados y carpintería. Restos arqueológicos de sótanos o bóvedas. Arquitectura militar. Arquitectura palaciega.

Cronología . Finales del siglo XIII. Primera época nazarí. Muhammad II (1273-1302).

Tipo de protección . BIC. Monumento Histórico-Artístico desde 1919.

Acceso . Actualmente es sede del Consejo Consultivo de Andalucía. Se puede acceder previa cita.

Datos adicionales .

Acceso . Se accede desde la Plaza de los Campos. Acceso turístico libre y gratuito. Existe información adicional en el interior. Gestionado por la Agencia Albaicín.

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