«Mantengo las distancias con el frigorífico»

Al final, resulta que hay tantas cosas que se pueden hacer que «no da tiempo de aburrirse». Una frase que se escucha de forma repetida, sin importar la edad o la ocupación. Es lo que afirma María Valenzuela, jugadora de fútbol, portera para más señas, del Granada CF femenino, que, acostumbrada a las rutinas y exigencias de su profesión, lo está llevando «lo mejor que puede». A sus diecisiete años, y con todo el esfuerzo que el deporte requiere, tiene un amplio curriculum, con un campeonato del mundo sub 17, incluido, y muchos reconocimientos.

Ahora, y a pesar de las circunstancias, se sigue cuidando y cuenta con la ayuda permanente de su equipo. «Nuestro preparador físico, Jose, es genial y hace un trabajo increíble, mandándonos ejercicios para no perder habilidades», explica. Y no se limita a eso: «Nos propone cada día una serie de retos que tenemos que cumplir». Mantienen así la disciplina y «contactamos –añade– para mandar el resultado de esos retos a modo de encuesta». Y tienen hasta votaciones, para que, con la puntuación de cada una, puedan saber quién gana: «Nos lo pasamos bien», afirma.

Un ejercicio que combina con otros cuidados. «Guardo las distancias con el frigorífico porque el aburrimiento te puede hacer picar», reconoce, una tentación que evita y «si llega», siempre le quedan «las frutas». Esto no es del todo fácil cuando el resto de la familia se puede permitir algún capricho, pero María tiene claro que «hay que mantenerse en la línea». Y, más allá del compromiso con su club, es una decisión: «Porque todas somos conscientes de que es nuestra responsabilidad», asevera.

No hace falta un momento concreto para añorar el campo de juego. «Uff, es increíble lo que lo echo de menos todos los días, la competición, los entrenamientos, las compañeras…», y por eso suele ver vídeos de partidos pasados. Aun así, no se deja llevar por la añoranza. Acostumbrada a llevar una rutina, «que ahora ha cambiado», reconoce que tampoco «es malo dejar de pensar en el fútbol»

Con esa actitud, ha conseguido llevar la situación «mejor de lo que pensaba». Y lo dice desde el rincón del Zaidín donde está acompañada de la familia, sin aburrirse, siempre haciendo algo: «Ponemos música, bailamos, vemos películas…».

Así se entretienen las cuatro personas que conviven en el domicilio, junto a Kira, la mascota que, como ocurre en otros hogares, es la más solicitada: «La verdad es que ahora estamos mostrando todos un interés increíble por la perra», sonríe, así que se van turnando para sacarla, «pero sin alargar el tiempo fuera, incluso lo empleamos para hacer compras si es necesario», revela.

Siempre le ha gustado leer, pero no le había enganchado hasta ahora que le está «encantando», como le encanta y le divierte compartir juegos «que no sabía ni que existían». Hasta aprovechan para hacer alguna trampa «incluida yo», admite. Pronto volverá al juego limpio, el que tan brillantemente realiza bajo los palos defendiendo los colores rojiblancos y españoles.