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José Enrique Cabrero, José Antonio Muñoz, Jorge Pastor y Javier Morales
Sábado, 28 de septiembre 2024
Ni en todo el año anterior –el 95, nefasto para la Sierra– hizo tanto frío como aquella noche en la que Morente, desde el Zaidín, proyectó su voz al planeta: «Estrella, llévame a un mundo con más verdades, con menos odios, con más clemencia y más piedades».
Enrique calentó la gélida inauguración del Mundial de Esquí del 96 unos meses antes de lanzar Omega –con Lagartija Nick– y romper los esquemas del flamenco. En esa gala, Granada respiró tranquila: se sacudió el mal fario del 95 y dio su primer gran salto al extranjero. La ceremonia –con el león Cecilio, Mario Maya, la Barraca de Lorca– cosió los retales de la Granada histórica y abrió a todo el planeta las ventanas de su versión más moderna.
El Mundial de Esquí del 96, aplazado por la falta de nieve en la temporada anterior, requirió una aportación de 160.000 millones de pesetas de las arcas públicas. A cambio, la competición fue acicate para la construcción de la Ronda Sur, la variante de Cenes y el Nuevo Los Cármenes; creció el aeropuerto; dio el estirón el Centro de Alto Rendimiento; se ensancharon e iluminaron las pistas; se construyó un gran aparcamiento en Pradollano; se proyectó la Plaza de Andalucía... Y gracias a la promoción en medios de todo el planeta –y a la ingente cantidad de nieve en aquella temporada– Sierra Nevada logró el récord del millón y medio de esquiadores. Vista la repercusión, un año más tarde Granada ya barruntaba acoger otro gran evento, esta vez relacionado con la cultura.
Casi tres décadas después, la ciudad retoma la idea y quiere volver al primer plano del escaparate internacional. Es aspirante a ser Capital Europea de la Cultura 2031 con un proyecto dirigido a transformar el sector. La candidatura vivió una puesta de largo simbólica en 2015, pero es en los últimos meses cuando ha empezado a tomar cuerpo el dossier que presentarán las instituciones granadinas –encabezadas por Ayuntamiento y Universidad–. Mañana mismo, Granada volverá a escenificar su apuesta por la capitalidad. Serán embajadores y protagonistas en el proceso el poeta y director del Instituto Cervantes, Luis García Montero; la exrectora de la UGR Pilar Aranda, y el presidente de la Bolsa de Madrid, David Jiménez-Blanco.
Alejar los fantasmas
Ante ellos, el reto de aprovechar una oportunidad única y alejar los fantasmas de las infraestructuras que nunca llegaron y los eventos que pasaron de puntillas. La propia capitalidad es una aspiración que se remonta a 1997, con Gabriel Díaz Berbel al frente del Ayuntamiento. En 2001 peleó por ser sede de unos Juegos Olímpicos de Invierno; despertó del sueño olímpico cuando el COE optó por Jaca. Más adelante, Granada quiso ser sede de la expo internacional de 2008, promesa imposible de Torres Hurtado en su campaña electoral que derivó en polémica.
La capital quiso quitarse el mal sabor de la decepción olímpica con una Universiada –una aproximación a los Juegos pero con deportistas universitarios– que prometía un gran legado: nuevos residenciales, un palacio del hielo, novedades en la Sierra... La crisis de 2008 redujo al mínimo las aspiraciones y el evento de 2015 llegó a ser inviable, hasta el punto de que algunas competiciones tuvieron que celebrarse a dos mil kilómetros, en Eslovaquia.
Del prometido legado quedan el pebetero en una rotonda, alguna mejora en la estación de esquí, el pabellón de Fuentenueva y el pabellón Mulhacén, que iba a acoger una pista de hielo pero lleva tres años cerrado. Por contra, el Mundobasket y las sucesivas competiciones en la Sierra resultaron un éxito.
La organización de aquella Universiada se solapó con otro fiasco: el Milenio de 2013. Para conmemorar el nacimiento del Reino de Granada, las administraciones prometieron infraestructuras e inversiones millonarias. Se habló de un gran espacio escénico, de partidas para el metro y el AVE –llegaron en 2017 y 2019– y relevantes eventos culturales. Todo quedó en poco más que un sello colocado en la puerta de algunas exposiciones.
Si el Milenio no pasó de ser un logotipo, el ansiado Teatro de la Ópera no adquirió mayor volumen que el de una maqueta inspirada en el interior de una granada. Ahora, en esos terrenos está prevista la ampliación de la Ciudad de la Justicia.
De vuelta a los desafíos superados con sobresaliente –como el Mundial de Esquí, pese a las dificultades por el aplazamiento–, la Cumbre Europea es el más reciente. El próximo examen es la gala de los Goya, en febrero.
La gran gala del cine coincidirá con los meses en los que la ciudad debe tomar velocidad de crucero hacia la capitalidad. La propuesta en la que ya trabajan las instituciones no podrá apoyarse en la historia: el Cante Jondo, Lorca o Falla, Carlos Cano, que cantó certero que la ciudad «vive en sí misma tan prisionera que solo tiene salida por las estrellas». Tampoco puede anclarse al presente: al Festival de Música y Danza o la ebullición de las nuevas industrias. Tendrá como elemento diferenciador, y así lo estipulan las bases del 'concurso', el futuro: cómo cambiará la ciudad gracias a ser capital de la cultura. Granada apuesta por convertir al sector en un eje transformador de la economía: generar puestos de trabajo, riqueza, retener al talento local y atraer artistas.
El eje cultura-ciencia
Será central en este argumentario un estudio liderado por la Universidad de Granada. El catedrático de Comercialización e Investigación de Mercados y director del grupo de investigación Ademar, Teodoro Luque, junto al profesor Andrés Navarro y otros compañeros, trabaja en este documento que está en proceso. Luque opina que a la actividad cultural y la producción hay que añadir la investigación y la innovación como pilar para «edificar el desarrollo de la provincia». Así, propone un eje estratégico en el que se unen cultura e I+D+i como «forma de diluir la 'paradoja granadina'».
La contradicción a la que hace referencia toma como base tres datos. Como señala el propio catedrático, Granada representa un 2% de la población y el territorio de España. Supera en un 4% la media de la producción científica. Y sin embargo, solamente tiene el 1,4% del PIB nacional.
«Si se consiguiera la capitalidad tendría un efecto directo sobre la reputación, sobre la imagen de Granada. Podría tener una gran influencia y significar un gran beneficio. Esto dependería mucho de la arquitectura estratégica y de su ejecución (...) La capitalidad debe ser un hito en un viaje estratégico de gran envergadura y más ambicioso, el de conseguir un fuerte ecosistema de cultura+I+D+i que irradie desarrollo a toda la provincia y al resto de Andalucía», resume.
Preguntado por los 'fiascos' previos, recuerda que aquellas iniciativas no tuvieron la suficiente capacidad organizativa ni los recursos pertinentes. Y subraya una coincidencia: «En el año 2031, para el que se aspira a la capitalidad cultural, se cumple el V Centenario de la fundación de la UGR. Pocas instituciones tienen 500 años de existencia».
Además de ese documento que justificará el afán transformador de la capitalidad, Granada trabaja ya para recabar adhesiones a la candidatura. En las últimas semanas se han unido los empresarios y la Diputación y habrá nuevos avales en los próximos días.
El futuro
También habrá novedades sobre los contenedores culturales de la ciudad. Hay negociaciones avanzadas para el traslado del museo de Bellas Artes, se anunciará el emplazamiento del Museo de la Ciudad, la ubicación de un espacio para un artista de renombre, la recuperación como museo de la oficina junto al Isabel La Católica en Puerta Real, un hub de creadores y espacios musicales en ubicaciones como la plataforma subterránea del metro.
Otro aval será la bienal de flamenco, en la que trabaja el Ayuntamiento de Granada de la mano de la Junta de Andalucía a través de la Agencia Andaluza del Flamenco. En este septiembre ha tenido un prólogo con las actividades al aire libre en el Albaicín y se estrenará en 2025 para saldar una deuda histórica con este género.
Con este pasaporte, el de una propuesta transformadora, Granada emprenderá su viaje por Europa. Encontrará salida, como hace 30 años, por las estrellas.
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