El horno del que salieron los ladrillos para construir el Monasterio de La Cartuja
Granada Arqueológica ·
Los restos afloraron cuando se acometieron las obras de ampliación de la Facultad de Educación en 2001 | El Campus era en el siglo XIV una zona de almunias de gran valor que «para pagar su precio sería menester la fortuna de reyes»
ángel rodríguez
Domingo, 24 de noviembre 2019, 02:13
En 1452 la orden de los monjes Cartujos, reunido su capítulo general en Nuestra Señora del Paular, en plena sierra madrileña y a más de quinientos kilómetros de distancia de Granada, decidió fundar un nuevo monasterio en las lejanas tierras del sultanato nazarí, casi medio siglo antes de la conquista definitiva de la ciudad, que como todos sabemos se produjo en 1492. Quizás fueron entonces demasiado optimistas con respecto al avance decidido de los castellanos, en las postrimerías del reinado de Juan II, sobre las fronteras de al-Andalus. Terminada la Guerra de Granada y asentados los nuevos señores de la ciudad, la orden desempolvó aquella antigua aspiración de asentarse en la capital del reino. La decisión de construir el monasterio de la Cartuja de Granada, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción, no empezó a materializarse hasta 1506, con el impulso decidido del Gran Capitán como patrono de la empresa.
El lugar elegido, a las afueras de la ciudad, era un espacio que había estado ocupado desde la Antigüedad y especialmente en la Edad Media. En esa época este territorio se orientó hacia la explotación agrícola de tipo aristocrático. De hecho, tras la construcción de la acequia de Aynadamar, que llevaba el agua desde la Fuente Grande de Alfacar hasta la ciudad de Granada, se pusieron en cultivo amplias zonas bajo la forma de almunias o casas de recreo, conocidas a partir del siglo XVI con el nombre de cármenes, y en esta zona en concreto como los Cármenes de Aynadamar. Todo este proceso tiene como punto de partida el siglo XI, aunque es muy posible que existiera una infraestructura anterior, de época romana, y su máximo apogeo se produjo ya en época nazarí.
La mejor descripción de cómo era el lugar elegido para fundar la Cartuja es de mediados del siglo XIV, cuando Ibn al-Jatib, polígrafo y visir que trabajó a las órdenes de Yusuf I y Muhammad V, decía que «en la parte norte de la llanura hay unas almunias de gran valor y elevada calidad que para pagar su precio sería menester fortuna de reyes», apuntando también que todas ellas tenían «casas magníficas, torres elevadas, eras amplias, palomares y gallineros bien acondicionados (…). En estas fincas vive un gran número de hombres y de animales, como caballos vigorosos para el laboreo y cuidado del campo, y en muchas de ellas hay incluso castillos, molinos y mezquitas». Esta imagen contrasta fuertemente con el aspecto que a día de hoy tiene la zona norte de la ciudad, con barrios degradados y sin ningún recuerdo de aquel pasado tan espléndido.
Los monjes cartujos se asientan en Granada
Tras la toma de la ciudad en 1492, gran parte de estas fincas pasaron a formar parte del patrimonio de los Reyes Católicos y de la nueva oligarquía que llegó con ellos para asentarse en Granada. De hecho la fundación del monasterio de la Cartuja, se hizo sobre dos de estas huertas, la de Alcudia de Aynadamar y la conocida como de los Abencerrajes, que habían sido propiedad del Gran Capitán, cedidas en 1513 a la Orden del Paular para ese fin. Los límites de la propiedad de los cartujos llegaban hasta el mismo río Beiro, desarrollándose desde la margen derecha de éste y hacia el norte, en el pago agrícola de Almanjáyar, topónimo que hoy se ha conservado en el barrio actual.
La obra comenzó en 1514 bajo las órdenes de fray Alonso de Ledesma, pero al poco tiempo se decidió cambiar su emplazamiento por considerar el lugar poco apropiado aduciendo motivos de seguridad, lo cual no fue del agrado de Gonzalo Fernández de Córdoba. Este primer edificio quedó abandonado, convirtiéndose en las ruinas de lo que se conoce como la Cartuja vieja. El nuevo emplazamiento, que coincide con el actual, quedó fijado en 1516. La cerca de la finca del monasterio se levantó en 1522 y unos años más tarde, en 1530, se cerraba la primera fase del claustro de monjes que prosiguió a buen ritmo hasta mediados del XVI.
Los cartujos quisieron fundar un monasterio en la ciudad casi medio siglo antes de la conquista
La muerte de Alonso de Ledesma provocó una ralentización de las obras, hasta que en 1567 el arzobispo de Granada inauguró la sala capitular de monjes. Lo más importante que podemos destacar es que a partir de este momento se sustituyó el programa estético tardo-gótico por otro claramente renacentista. El ingreso de fray Juan Sánchez Cotán también supuso una reactivación del programa iconográfico, con sus series de cuadros sobre la vida del fundador de la Orden, San Bruno.
A principios del siglo XVII, en 1628, la iglesia ya estaba prácticamente finalizada y a mediados del mismo siglo, unos catorce años más tarde se terminó el campanario y la monumental escalinata de acceso.
El Camus de Cartuja y las excavaciones arqueológicas
Hoy día la mayor parte de la finca originaria del monasterio pertenece a la Universidad de Granada, que en los años 70 del siglo XX decidió construir un campus universitario en la periferia del centro histórico, que es lo que hoy conocemos como el Campus de Cartuja. Primero con la Facultad de Teología y Filosofía y Letras, a las que luego con el paso de los años se le han ido sumando otros edificios para nuevas especialidades. Este desarrollo del campus, que ha experimentado un fuerte crecimiento en la última década, también ha provocado un incremento de la investigación arqueológica pues no olvidemos que en origen se trataba de zonas de alto valor para la aristocracia nazarí.
En el año 2001 comenzaron las obras de ampliación de la Facultad de Ciencias de la Educación y fue entonces cuando se detectó la existencia de una estructura arqueológica de gran entidad que debía ser excavada.
A partir de ese hallazgo el arqueólogo Rafael Turatti Guerrero hizo una excavación en extensión que permitió recuperar un gran horno para la producción de material de construcción, posiblemente ladrillos, que por su proximidad a la Cartuja pudo ser uno de los empleados para la construcción del monasterio, ya que se fecha entre el siglo XVI y XVII. Se trata de un complejo artesanal pre-industrial en el que se identifican con claridad todos los elementos necesarios: la acequia que abastecía de agua para la producción, una zona externa para el almacenaje del combustible, la cámara de combustión, a la que se accede por medio de un arco de ladrillo, y la cámara de cocción, separada de la anterior por una parrilla.
La entidad de la estructura y su valor, por su vinculación al monasterio y por ser el único horno histórico de este tipo en Granada, hizo que la Universidad optara por consolidar, proteger e integrar los restos dentro del nuevo edificio. Hoy forma parte de uno de los elementos más singulares que enriquece el Patrimonio Histórico de la Universidad. También es la evidencia de que no solo lo monumental, sino también lo cotidiano, aportan un gran valor a nuestro patrimonio urbano y nos permiten vislumbrar la otra cara de la historia.
Ficha técnica
Lugar
. Facultad de Ciencias de la Educación. Campus Universitario de Cartuja s/n, 18017Descripción. Horno pre-industrial asociado a la fabricación de material de construcción, posiblemente tejas y ladrillo, que se empleó en la edificación del monasterio de la Nuestra Señora de la Asunción, por parte de la orden de los Cartujos. Está formado por un espacio abierto para el combustible, el acceso a la cámara de combustión y la cámara de cocción, con su parrilla de separación. Es el único ejemplo de este tipo de estructuras que se conserva en Granada, integrada en el actual edificio de Ciencias de la Educación. Fue excavado en 2002.
Descripción
. Horno pre-industrial asociado a la fabricación de material de construcción, posiblemente tejas y ladrillo, que se empleó en la edificación del monasterio de la Nuestra Señora de la Asunción, por parte de la orden de los Cartujos. Está formado por un espacio abierto para el combustible, el acceso a la cámara de combustión y la cámara de cocción, con su parrilla de separación. Es el único ejemplo de este tipo de estructuras que se conserva en Granada, integrada en el actual edificio de Ciencias de la Educación. Fue excavado en 2002.
Cronología
. Aunque en un principio, cuando aparecieron los primeros restos se pensó que podría ser de época romana, lo cierto es que tras las excavaciones de Rafael Turatti Guerrero, se concretó que es del siglo XVI-XVII.
Tipo de protección
. No tiene ningún tipo de protección legal. No obstante se encuentra consolidado y conservado dentro del edificio de la Facultad de Ciencias de la Educación.
Acceso
. Actualmente se accede al edificio anexo, construido para la conservación y contemplación del horno, solicitando previamente permiso a la Universidad de Granada
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