«El Parque de la Salud no vale así. No han venido las grandes compañías porque no ofrecemos proyectos innovadores»
Pensadores ante el futuro de Granada | Gregorio Jiménez ·
«Necesitamos un pacto político entre las administraciones, la Universidad, los empresarios y la sociedad civil. La ciudad no tiene un proyecto, se quiere reinventar cada cuatro años»
Gregorio Jiménez nació en Baza pero adora el mar. Aguarda asomado a una terraza de Marina del Este, desde donde observa barcos medio anclados en el confinamiento y, al fondo, el agua como un plato que parece una acuarela. «Esto es el paraíso», exclama. Lleva ... una pequeña mochila donde seguramente guardará el casco. Se mueve en moto y por las mañanas se acerca a pie hasta el pueblo, donde compra pan y habla con los «paisanos». «Me gusta la vida de los pequeños pueblos, alejado de la vorágine de las grandes ciudades», justifica. Es uno de los que ha superado el coronavirus, aunque puede que no figure en las estadísticas. «Estuve diez días con fiebre. Perdí olfato y no lo he recuperado del todo. Casi no dormía. El problema era todo lo que escuchaba. No oía la radio, tengo 71 años, decían que a partir de los 65 había que salvar a los jóvenes. Estuve diez días sin ver ni a mi mujer, cada uno en una parte de la casa. De pronto, de un día para otro me desapareció la fiebre. Llevaba 16 años sin fumar y algo me ha ayudado. Y decidí venirme aquí, a La Herradura».
Pensadores ante el futuro de Granada | Gregorio Jiménez
Se mantiene activo y participa por vía telemática en varios consejos a los que asesora. En las pasadas Navidades anunció en una educada carta que dejaba el Consejo Social de la Universidad tras dos mandatos. Durante 38 años fue un alto directivo de Puleva, primero al frente de la dirección de nutrición infantil y después como director general. Le gusta hablar tanto como escuchar. De hecho, esta entrevista se podría haber transcrito a la inversa; aunque, obviamente, tendría menos interés. Durante el estado de alarma ha pensado mucho sobre el devenir de la economía y el futuro de Granada. Está convencido de que asistimos a un cambio histórico. Tras cuatro horas de conversación se despide a la entrada de Marina del Este. «Esto es el paraíso», repite.
–¿El teletrabajo viene para quedarse?
–Es un indicador de la revolución tecnológica que está cambiando nuestras vidas y que transformará sectores enteros. La venta online o la educación sufrirán una extraordinaria transformación.
–¿Y cómo se resuelve la vuelta a las clases a dos meses para que empiece el próximo curso?
–El modelo educativo español no está preparado para trabajar online y no podemos improvisar, llevará tiempo. La aparición internacional de los MOOC –cursos online masivos– pone de manifiesto que los modelos de aprendizaje y de formación cambiarán. Un catedrático de Historia de cualquier universidad puede impartir clases en español a miles de personas al mismo tiempo en todo el mundo. Las revoluciones no piden permiso, siempre entran muy despacito. Hace un mes no sabíamos qué era Zoom, ni Team.
–Y a Granada, ¿le ha cogido preparada?
–No suficientemente. Uno de los fenómenos que más me llama la atención es el comercio online y sus consecuencias. Paseas por Granada, por calles céntricas, y hay un 30 o un 40% de locales que se venden o alquilan. Se está produciendo un cierre masivo de negocios que antes eran el corazón del sistema del Centro de la ciudad. No sé qué vamos a hacer con todos ellos, ¿van a ser apartamentos a pie de calle? Tantos bares no caben. ¿Serán centros de exposiciones? ¿Qué serán? Es la gran pregunta. Vendrá una transformación de las ciudades.
–La calle Ganivet se transformó, precisamente, a la hostelería.
–Ahora veremos cómo se reconvierte, porque se pagaron unos alquileres altísimos. Puedes tener una calle dedicada casi en exclusiva a la hostelería, pero no el resto de la ciudad. Hay gente que invirtió en locales porque eran un buen modelo de inversión, que daba estabilidad. Pero hasta los bancos están cerrando oficinas.
–Y en ese escenario global, en el que no importa dónde esté la empresa, ¿cómo puede competir Granada?
–Habría que fomentar un pacto social. Vamos hacia una economía basada en el conocimiento y la tecnología; ya no podemos competir por el coste de mano de obra. Granada tiene un potente centro de conocimiento, como es la Universidad, donde, por ejemplo, la escuela de ingenieros informáticos y telecomunicaciones es un referente internacional. Necesitamos dar a conocer las fortalezas de la UGR. Hacen falta dos o tres empresas tractoras que se instalen aquí. El acelerador puede impulsar la transformación de la ciudad de manera extraordinaria, porque a su alrededor se desarrollarán otros sectores relacionados con la llegada de profesionales. Desde el Consejo Social promovimos el programa 'Diálogos con la Sociedad', con ayuda del equipo de gobierno de nuestra Universidad, porque queríamos que nos visitaran los altos directivos referentes de las empresas tecnológicas. La Universidad debe dar a conocer más sus fortalezas y su conocimiento.
–Asistimos a una nueva revolución industrial...
–El nuevo concepto de sector industrial pasa por el desarrollo y la aplicación del conocimiento y las tecnologías; ya no son las grandes fábricas. Pero este sector demanda gente altamente cualificada que no tenemos porque exportamos talento a cambio de nada, no ofrecemos oportunidades a nuestros egresados. Y, además, hay que pensar qué hacemos con los sectores tradicionales, que son los que ocupan a la gente actualmente.
–Pero estamos en una ciudad y una provincia que viven fundamentalmente del sector servicios...
–La tecnología puede ayudar a cambiar los sectores tradicionales. Vivir solo del sector servicios, de baja intensidad tecnológica, es un riesgo; ahora comprobamos que una pandemia puede generar una crisis en el turismo. O segmentamos o nos viene un turismo de bocadillo de lechuga, de bajo nivel. La construcción también puede tener una derivada de innovación importante. Las grandes ciudades que se están desarrollando a través de la tecnología y el conocimiento están próximas a los centros universitarios. Tenemos gente de inteligencia artificial reconocida mundialmente. Eso no se puede quedar en las estanterías de las bibliotecas universitarias, es miopía social. La propia Universidad tiene que abrirse más. Organizar, traer a los grandes líderes para que vean las capacidades de la Universidad de Granada y dejarles espacios para que se instalen aquí. La Unión Europea está insistiendo en que debemos recuperar el sector industrial, que debería alcanzar un valor equivalente al 20% del PIB.
–Esos modelos de ciudad suelen tener un espacio físico donde materializarse. ¿Cuál es el de Granada?
–Tenemos el PTS, diferentes polígonos industriales... Las grandes posibilidades de innovación están en la confluencia de áreas de conocimiento, lo que llamamos la hibridación. La Universidad ha tomado la decisión de abrir una oficina de Tecnología Informática, con Paco Herrera al frente, en el PTS. Debemos entender que la tecnología es un vector transversal y hay que aplicarla a todos los sectores. Primero, empezar por la salud. Trabajar tecnología en salud significa telemedicina, telediagnóstico... y ahí Granada puede tener una oportunidad. Granada no puede competir con un Parque Tecnológico de la Salud genérico. Porque no ha estado diseñado y porque no vamos a competir con el mundo. Se pueden buscar nichos. Tecnología y salud sí nos pueden dar una oportunidad y el desarrollo de segmentos innovadores.
–Llama la atención que, tras invertir tanto dinero, digamos que el PTS no tiene un modelo definido en estos momentos.
–Está claro. (Piensa). No se hizo un diseño estratégico al principio. La cabeza del PTS, los equipos de dirección, tienen que ser personas relevantes, con una gran visión estratégica, que fomenten relaciones con sectores afines al PTS, con el mundo farmacéutico. Para el desarrollo del PTS, deberíamos impulsar un pacto social donde administraciones, Universidad, empresarios y sociedad civil sean conscientes de la necesidad de desarrollar el Parque con un modelo intensivo en conocimiento y tecnología; hay que atraer a grandes empresas. No es de recibo que cada vez que un partido tiene capacidad de nombrar cargos solo nombre a los de su partido, excluyendo a gran número de profesionales que podrían ayudar mucho. Los partidos han excluido a la sociedad. Eso es un gran error, porque no hay políticas locales, se trabaja el cortoplacismo, sólo para las próximas elecciones. En mi opinión, aquí no hay gran problema de diseño, hay un problema de ejecución y de generar acuerdos.
–Pero ese diseño, desde fuera, se ve demasiado disperso. ¿Cuál es la apuesta de Granada?
–Está muy identificado dónde están sus pilares. Tiene riqueza patrimonial, Universidad, talento, unas condiciones naturales... Traigamos gente que sepa diseñar. El Parque Tecnológico no vale así. No es diferencial. No han venido las grandes compañías porque no hemos ofrecido proyectos innovadores.
–Ese pacto social al que se refiere, ¿a qué implicaría y a quién?
–Un pacto político entre las administraciones, la Universidad, empresarios y sociedad civil, que defina un modelo de ciudad con visión de largo plazo. La ciudad no tiene un proyecto, se quiere reinventar cada cuatro años. Y nos inventamos algunas cosas que no tienen mucho sentido.
–¿Cómo cuáles?
–No sé si el teleférico, que aparece y desaparece, aporta mucho o no. En estrategia se dice que un proyecto no hace nada. Puedes hacer una calle o una carretera, pero si no se unen no valen. Fui el primer presidente del Consejo Social de la ciudad, contratamos una consultora que trabajaba en 20 países. Nos ayudó a diseñar pilares. Uno puede ser la cultura, donde entra el turismo, la educación... Otro puede ser la conectividad de la ciudad y generar un modelo de calidad de vida para atraer gente de un nivel superior. Granada, con los recursos que tiene, tendría que orientarse a ser una ciudad del conocimiento.
–El clima actual de la política favorece poco esos pactos.
–El clima es insufrible, con tanta tensión y polarización. La Universidad está menos contaminada, es más factible hacer un pacto. O nos sentamos y acordamos cómo transformarnos la sociedad juntos o nos irá mal.
–Esos pactos se hacen y no se cumplen. Los consensos son solo la foto.
–La sociedad civil tiene que estar presente. Los empresarios y la Universidad tienen que liderar mucho más. Si lo dejamos en manos de los políticos firman todos los pactos que quieras, pero no sirven de nada. Si leyéramos los programas no sé si habrá algo que se haya hecho.
–Cada vez que hay algo de emprendimiento o un proyecto se genera un debate y el debate mata el proyecto. Y duran mucho. Construir un metro llevó veinte años.
–Porque no nos hemos puesto de acuerdo en qué ciudad queremos. El mundo privado ha funcionado de otra manera. Cuando Puleva se vende en 2010, el book de venta definió que éramos la compañía más rentable a nivel internacional en leche líquida, en una ciudad sin vacas. La investigación nos cambió, nuestro apoyo fue la Universidad. Tengo la experiencia de haberlo vivido y por eso creo tanto en la investigación e innovación. Una empresita que había en el Camino de Ronda pasó a ser la empresa más rentable del Grupo Lactalis. Abbott, que compró la división de nutrición infantil, y Lactalis, vinieron a adquirir proyectos intensivos de conocimiento.
–En esa ocasión, la innovación se tradujo en algo tangible.
–Si la innovación no transforma la economía de la empresa, puedes escribir un libro, pero eso no es innovación. Cuando una pequeña central lechera se transforma en la compañía más rentable a nivel mundial en leche líquida, es que has hecho algo diferente. ¿Cómo atraes inversión? El terreno te lo regalan en cualquier parte. Las empresas vendrán a adquirir talento, conocimiento o proyectos reales. En el caso de Puleva, vinieron al Camino de Purchil porque compraron proyectos reales. Abbott pagó 120 millones de dólares. Lactalis, 630 millones de euros. Hay que tener conocimiento y, si no lo tienes, ve a buscarlo. Es muy barato contratar un equipo de investigación de la Universidad. Granada tiene uno de los centros de conocimiento más importantes del mundo en determinadas áreas pero estamos perdiendo el tiempo. La innovación abierta es una oportunidad para la Universidad y las empresas.
«No hemos tenido hambre. Hemos sufrido un déficit histórico de insfraestructuras de comunicación; nos han tratado como una sucursal»
–Y esta crisis, ¿cómo pilla al músculo empresarial de Granada?
–La crisis de 2007 enseñó que hay que estar preparados porque las crisis llegan. Tenemos un tamaño pequeño de empresas, sectores demasiados básicos y hay que incentivar la innovación. Creo que Gerardo Cuerva, como líder empresarial, tiene que liderar la salida de esta crisis junto a otros líderes locales y a la Universidad, con su rectora al frente, Pilar Aranda. Necesitamos que emerjan líderes empresariales con preocupación por el desarrollo local.
–Gerardo Cuerva es uno de los líderes granadinos más visibles en estos momentos.
–Sí, pero en Madrid. Eso es muy importante, tener líderes en Madrid, pero necesitamos, además, nuevos líderes aquí para impulsar el desarrollo local.
–Antonio Jara reivindicaba liderazgos locales en esta misma serie de entrevistas.
–Desgraciadamente, la política local ha sido fagocitada por las autonomías y por el Gobierno central. Hemos perdido la autonomía local y tampoco hemos tenido muchos políticos en la esfera autonómica o nacional. No hemos tenido una Magdalena Álvarez que llenó Málaga de autovías. Hemos sufrido un déficit de infraestructuras de comunicación extraordinario, carreteras, ferrocarril... Nos han tratado como una sucursal.
–¿Estar en el poder influye en el territorio?
–Influye mucho. Hemos tenido una gran debilidad. No hemos tenido hambre. Somos una ciudad con una renta baja, que tiene recursos, muchos funcionarios... pero que no progresa porque no hay proyecto.
–¿Se le ha sacado partido a la provincia? Hay zonas en riesgo de despoblación.
–Falta un plan estratégico de la provincia. Vas al Altiplano y aquello es un secarral. Pero nadie ha definido qué podemos hacer. Tenemos mucha gente en las tiendas ganando 600 o 700 euros, ¿cómo van a vivir y a consumir? La revolución tecnológica va a generar mucho desempleo y desigualdad, también oportunidades. Necesitamos una visión social del desarrollo y una revolución educativa y no estamos por la labor. La Junta ha recortado a las universidades fondos por más 150 millones. La UGR va a sufrir en el futuro. Nunca se debe recortar a los pilares del desarrollo. La UGR ha sido discriminada muchas veces, siendo la Universidad más importante de Andalucía. A pesar de ello, es un referente nacional e internacional, generando un gran valor económico a su entorno. Granada está muy alejada de los centros del poder político.
–De los 16.000 millones del fondo para las comunidades, se destinan 2.000 para Educación.
–El Ministerio de Universidades no tiene competencias. Hay políticas que se han transferido que dudas si tendrían que no haberse cedido. Corea del Sur hace cuarenta años era un país eminentemente agrícola, hoy es un referente mundial en tecnología e innovación. No hemos puesto los recursos donde hay que ponerlos. Seguimos en 1,20% en I+D frente a países que invierten el 4,5%. Vamos a servirle el café a los chinos. Ellos vendrán a nuestros hoteles y nosotros les serviremos el café.
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