Almunias, caminos, cementerios... Granada más allá de las murallas
Granada Arqueológica ·
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Los barrios de la Magdalena, San Antón y Virgen de las Angustias fueron grandes huertas desde el siglo XII al XVHasta ahora siempre que nos hemos acercado a conocer el pasado arqueológico de la ciudad medieval lo hemos hecho desde lugares, edificios o restos descubiertos dentro del espacio intramuros, pero existe un mundo más allá de las puertas y murallas, sin el cual no se puede entender el propio desarrollo urbano de Granada. Cada momento histórico presenta sus propias singularidades, de modo que no es lo mismo el ámbito periurbano de la ciudad de Florentia Iliberritana, rodeada de villas suburbanas, espacios de enterramiento, talleres y campos, que el alfoz de la urbe nazarí, verdadero pulmón económico sobre el que se sustentaba el crecimiento económico que llegó alcanzar a finales del siglo XV, siendo una de las más pobladas y prósperas de la Península Ibérica.
Fuera de las murallas encontramos principalmente las vías de comunicación entre la medina y la Vega, espacios de cementerio –como la gran necrópolis de la Puerta de Elvira– almunias reales, cuyo mejor ejemplo es el Alcázar Genil, y zonas de huertas, irrigadas por las acequias del Darro y del Genil, donde además se insertan ingenios hidráulicos, como los molinos.
Vamos a intentar vislumbrar cómo era la zona más cercana a la ciudad, especialmente en lo que hoy conocemos como los barrios de la Magdalena, San Antón o de la Virgen de las Angustias.
En primer lugar, destaca la existencia de un incipiente arrabal, en proceso de formación cuando se produjo la conquista castellana de 1492, conocido como el arrabal de la Rambla (Rabd al-Ramla), que había tenido su origen al amparo de las dos principales puertas de acceso desde la Vega, la de Bibarrambla y Bibalmazán. De hecho, recibe su nombre por su proximidad a la primera. Ocupó la zona por las que hoy transitan la calle Mesones, Plaza de la Trinidad y Alhóndiga, alcanzando hasta la calle Puentezuelas.
Hasta no hace demasiado tiempo se creía que este arrabal estuvo amurallado, siendo una de las puertas de entrada la afamada Puerta Real, junto a la Alhóndiga Zayda, pero lo cierto es que todo parece indicar que nunca llegó a tener unas defensas propias, al modo que sí las tenía el populoso arrabal del Albaicín o del Nayd (Realejo). Nunca ha aparecido dicha muralla en ninguna de las excavaciones que se han hecho entre Mesones y Puentezuelas.
Por tanto, las viviendas que formaban parte del arrabal se insertaban en un espacio agrícola mezclándose con las huertas de Genincada y Gidida. La primera de ellas estaba formada por doce huertos y se le sumaban, en el aprovechamiento del agua, otros ocho que se encontraban en el entorno de la actual Plaza de los Lobos. Perteneció a una hermana de Boabdil y luego pasó a manos del corregidor de la ciudad, el licenciado Calderón. La segunda, la huerta Gidida, perteneció al Hospital Real y fue convertida en solares a partir del siglo XVII. De hecho, el trazado de las calles, como la de las Tablas, Gracia, Carril del Picón… responde al diseño de la red de acequias derivadas del Darrillo Turbio, de época medieval, pero que se desarrollaron enormemente a partir del siglo XVI, alcanzando hasta la actual Plaza de Gracia como límite más exterior.
A estas huertas estuvieron asociadas distintas construcciones a modo de poblamiento periurbano disperso, de distinta entidad, siendo la más destacada la Dar al-Mordi, sobre cuyo solar se construyó el monasterio de San Jerónimo, o la rábita del Quemado, base del futuro Hospital de San Juan de Dios. En la plaza de los Lobos aparecieron restos de una alberca islámica, que confirma ese uso, y en la c/ del Santísimo, también extramuros, se excavaron restos de varias construcciones domésticas de época nazarí asociadas espacios de huerto.
Localización Barrios de La Magdalena, San Antón y de la Virgen de las Angustias.
Descripción Restos aislados de estructuras nazaríes, espacios de huerta de época árabe y desarrollo urbano moderno.
Cronología Huertas desde el siglo XII-XV. Proceso de urbanización a lo largo del siglo XVI y XVIII.
Tipo de protección Protección dentro del Conjunto Histórico de Granada. El subsuelo tiene cautelas arqueológicas.
Otra zona que formaba parte del contorno urbano son ambas márgenes del Darro antes de su desembocadura en el Genil, es decir, los barrios de la Virgen y el de San Antón. Al igual que en el caso anterior, ambos eran espacios de huertas durante la Edad Media: el primero, las huertas de la Almanjarra Menor, delimitadas entre la muralla del Cuarto Real de Santo Domingo y el trazado de la acequia Gorda, con el castillo y puerta de Bibataubín como principal elemento de conexión con el interior de la ciudad; y el segundo regado por derivaciones de la acequia de Axares que salían de la ciudad por la puerta de Bibarrambla hasta la acequia Gorda en su parte meridional, donde además hubo varios molinos harineros. Este pago recibía el nombre del Jaragüí Alto y Bajo.
Las excavaciones arqueológicas realizadas en ambos barrios demuestran que estas tierras ya estaban siendo cultivadas en el siglo XII, manteniéndose con un poblamiento disperso vinculado a los huertos hasta el siglo XV.
Ambas zonas experimentaron un gran desarrollo urbano al convertirse en las zonas naturales de crecimiento de la ciudad moderna extramuros al amparo de edificios religiosos.
A principios del siglo XVI hubo una pequeña ermita donde hoy se encuentra la basílica de Nuestra Señora de las Angustias, bajo la advocación de las santas Úrsula y Susana, posiblemente –tal como piensan algunos investigadores– antiguo morabito. A partir de 1554 alrededor del primer templo se originó un incipiente núcleo urbano, unido a la Hermandad de dicha basílica. Su crecimiento se hizo continuo hasta 1671, si bien a finales del XVI y principios del XVII, todavía coexistía con importantes espacios agrícolas.
La iglesia de San Antón se construyó a finales del XVI sobre unas antiguas atarazanas nazaríes, y fue ampliada, con la edificación del convento, durante el siglo XVII, convirtiéndose en el elemento principal que organizó el resto del desarrollo del barrio.
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Ambos quedaron comunicados entre 1675 y 1700 con la construcción de los puentes de Castañeda y de la Virgen.
Finalmente, en el siglo XVIII son los barrios de origen cristiano, fuera de la antigua medina, que siguen experimentando mayor crecimiento. Su organización es la propia de la época: trazado ortogonal con calles rectilíneas y más anchas que las de la antigua ciudad nazarí, con una planificación muy clara que nos indica que, salvo las redes de acequias, no existieron elementos previos que condicionaran su definición tal como lo conocemos.
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