La gran puerta de Granada que emergió en un local de la plaza de la Trinidad
GRANADA ARQUEOLÓGICA ·
Se trataba de la puerta de Bab al Masda, que junto a la de Bibrrambla conectaba el centro con la medina. Junto a ella se formaba todas las semanas un zoco
Ya hemos hablado en otras ocasiones de la importancia de las puertas en las ciudades antiguas, amuralladas y fuertemente defendidas, en las que son los únicos puntos permeables entre el mundo interior, seguro y resguardado, frente al exterior. Además, con el paso del tiempo, a medida que crecía la importancia de la ciudad se mejoraba todo el sistema defensivo, haciéndolo cada vez más complejo y seguro.
De ambas cosas tenemos la suerte de tener en Granada buenos ejemplos arqueológicos y vamos a proponer un paseo por algunos de los vestigios más monumentales que la arqueología ha sacado a la luz.
Partimos desde la Plaza de la Trinidad, que en su confluencia con la calle Capuchinas en el local comercial que hace esquina podemos ver los restos de la antigua Bab al Masda, castellanizado en Bibalmazán. Es quizás uno de los mejores ejemplos de integración de restos arqueológicos. Su nombre significa 'Puerta del Corro', en el sentido de congregación de personas, vinculado a un zoco que se formaba cada semana en su entorno. Junto con la puerta de Bibarrambla era una de las principales que conectaba con el centro de la medina, pero su carácter era mucho más rural porque daba acceso directo a espacios de huertas todavía ajenos al arrabal de la Rambla, y por ella salía un ramal de la acequia de los Axares –que bajada por la calle de la Cárcel Baja– para regarlas.
Debió de tener un recinto previo, a modo de antepuerta, cuyos muros de tapial aparecieron en el borde la plaza de la Trinidad, creando un patio que la precedía. La puerta propiamente dicha estaba formada por dos torreones y un arco de acceso, posiblemente en línea recta, como la cercana Bibarrambla, clara evidencia de su arcaísmo. Las excavaciones arqueológicas comenzaron al rehabilitar el edificio en el año 2009 y en el local de la planta baja, donde antes hubo una ferretería, se comprobó que el desnivel o entreplanta que se conservaba respondía a la existencia en el subsuelo de uno de los torreones de la puerta con varios metros de altura. En su interior había una estructura más antigua y de dimensiones más reducidas, del siglo XI, que formaban parte de la primitiva puerta, que fue agrandada y mejor fortificada por los almorávides.
Arranque de la barbacana
Lo más destacado de los restos que podemos ver es que también se aprecia el arranque de la barbacana o antemuro desde la puerta que mejoraba el sistema defensivo. Entre la muralla y el antemuro, en el espacio que se conoce como liza, hay un empedrado grueso y en la parte extramuros los restos de la antigua e histórica calle Mesones en su configuración medieval y de los primeros años del siglo XVI.
Esta puerta fue escenario de un episodio histórico en la guerra interna que se desató en Granada entre los partidarios de Boabdil y el Zagal en los años previos a la conquista de los castellanos. Poco antes de 1492, sucedió un hecho insólito: un anciano se subió a la torre de la puerta de Bibalmazán, cerrándola tras de sí, y empezó a proclamar a Boabdil como rey de Granada, que entonces solo contaba con el apoyo de las gentes del Albaicín, levantándose la misma voz, que corrió como una llama, en el resto de torres y puertas de la muralla, siendo reconocido desde entonces en toda la ciudad, a donde descendió pregonando el perdón para sus adversarios.
Después de la conquista en 1517 se le adosó extramuros el convento de Trinitarios Calzados, fundado en esta fecha, cuya iglesia se empezó a construir en 1520, reduciendo el espacio que existía a la entrada de la ciudad. Unos años más tarde, en 1566, la puerta fue ensanchada y en 1571 los monjes trinitarios pidieron permiso para demoler los muros más antiguos que llevó a la destrucción de los últimos vestigios en 1622.
Siguiendo hacia el norte, por la calle Silencio y Málaga encontramos uno de los tramos más extensos de este sistema de muralla y barbacana, con torres intercaladas que a su vez permitían crear compartimentos estancos que garantizaban la defensa en distintos sectores y asegurar que, en caso de asalto, la pérdida de un tramo no pusiera en peligro al resto de la muralla urbana. Esta muralla continuaba por la tapia del jardín botánico de la Universidad, para girar hacia el noreste donde hoy se encuentra la iglesia de San Justo y Pastor, tomando dirección hacia la Puerta de Elvira. En el convento de la Encarnación se conserva otro buen ejemplo, con un tramo de barbacana muy bien definido y una torre en la que se aprecia, la igual que en Bibalmazán, un núcleo más antiguo, de época zirí, reforzado a principios del siglo XII. Los últimos restos descubiertos son los de la calle Laurel Alta del Boquerón y en la calle Tinajilla desde donde se conectaba con el complejo defensivo de la Puerta de Elvira.
La existencia de este sistema defensivo complejo, con antemuro y posiblemente un foso, hasta hace solo unos años era una hipótesis aunque las excavaciones arqueológicas hechas por todo este sector lo han convertido en una realidad monumental que poco a poco se va integrando en nuestro paisaje urbano, recordando los antiguos límites de la ciudad y que la lógica del trazado urbano urbano actual responde a su existencia en el subsuelo, fosilizado en el parcelario.
Ficha técnica
Lugar
. Plaza de la Trinidad, calle Silencio, convento de la Encarnación.
Descripción
. Parte de la puerta de Bibalmazán y del arranque de la barbacana, hacia la Puerta de Bibarrambla, en la Plaza de la Trinidad; y dos tramos de muralla urbana con una liza de cuatro metros de anchura hasta el antemuro, jalonado por torres. Visibles en c/ Silencio, excavados por Eusebio Alegre, y en el interior del convento de la Encarnación, excavados por José J. Álvarez.
Cronología
. Siglo XI, etapa zirí, y mejora defensiva incorporando la barbacana en época almorávide, con reformas nazaríes.
Tipo de protección
.Todos estos restos citados en el texto están declarados Bien de Interés Cultural (BIC), y por tanto conservados. No todos son visitables.
Acceso
. Los restos de la puerta de Bibalmazán, en la plaza de la Trinidad, se pueden ver en horario comercial en el local que hace esquina en la plaza de la Trinidad. Los de la calle Silencio solo se aprecian desde la calle, tras una cristalera y los del convento, hay que solicitarlo previamente.
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