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Mariquilla disfruta con la costura y crea mascarillas caseras. IDEAL
«No se puede tener más arte en nuestros balcones»

«No se puede tener más arte en nuestros balcones»

Mi aislamiento · Mariquilla ·

Está pensando en hacer un vídeo tocando los palillos, «echo de menos más baile» y, aficionada a la costura, hace sus propias mascarillas

ENCARNA XIMÉNEZ DE CISNEROS

Miércoles, 15 de abril 2020, 02:35

Improvisa una letrilla que refleja su estado de ánimo: «Este virus con corona me está quitando el sueño». Aún más, porque María Guardia, Mariquilla, no es de dormir mucho, «cuatro o cinco horas diarias». Es así desde hace años, desde que tuvo que compartir la casa y los hijos con su trabajo como bailaora y como empresaria. No ha dejado esa intensa actividad, «soy muy nerviosa y lo llevo todo por delante». Se pone al teléfono tras dejar de cortar las plantas –su marido, Javier, así lo confirma– y está pendiente del puchero que lleva ya haciéndose desde las siete de la mañana, «el día me da para mucho».

Tiene montado un taller de costura en una de las habitaciones de su vivienda, en Cájar, donde añora a su familia, «ahora me sobra casa», acostumbrada a que los niños la llenaran.

Se refiere a sus tres hijos y, claro, a sus cuatro nietos que la mantienen entretenida.

Tanto Manuel, de once años, como su hermana Coral, de quince, que le manda pinturas; y los más pequeños, María, de siete, «que hace dos horas de gimnasia rítmica» y le manda los vídeos «para que me entretenga», mientras que su hermano Alejandro, de cuatro, «baila con las manos, ese me ha salido flamenco».

Son los mejores momentos del día, y quiere animarse y animarnos: «hay que sacar fuerzas y cantaremos. El sol siempre sale», el tema que ha convertido en vídeo Raúl Alcover y en el que Mariquilla se marca unos pasos, «me vestí muy flamenca, con mi mantón… como si fuera a dar un recital con público».

Genio y figura que derrocha hasta haciendo su propia mascarilla, «cosiendo tres telas y entremedio un trozo de una bolsa de plástico», pura invención que le ha quedado «muy bonica y por ahí no pasa nada». La utiliza poco porque «no salimos apenas, salvo al supermercado». Está echando de menos pasear por La Zubia, «me gustaba bajar a menudo y recorrer los comercios», un largo vínculo, que le supuso el reconocimiento del ayuntamiento con una insignia de oro.

Otra distinción la recibió poco antes del estado de alarma por el Covid-19, la Bandera de Andalucía, por la que la han felicitado, desde todo el mundo, en especial de Alemania, donde «siempre nos ha ido muy bien».

Hace poco estuvo, «y menos mal, porque nos trajimos un poquito de dinero con los cursos», confiesa con su llaneza habitual. Ahora, está preocupada por el parón de la cultura, «porque es por lo que menos se va a apostar», confiada, eso sí, de que «en Granada sea distinto».

Parte de su tiempo lo dedica a escuchar música, especialmente «a todos los cantantes que están haciendo videoconferencias», y les lanza «un olé a todos», encantada del arte que se derrocha, el mismo que se vive en los balcones, donde echa en falta más baile, «me estoy pensando hacer un vídeo tocando los palillos».

Está preocupada por la situación, pero se viene arriba y termina, con esperanza, la letra de su coplilla sobre ese virus que le quita el sueño: «lo venceré ahora, el jamás será mi dueño».

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