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Restos de la alberca de los Alixares convertidos en jardín. PEPE MARÍN
El palacio de ensueño que había en el Cementerio de Granada

El palacio de ensueño que había en el Cementerio de Granada

Granada Arqueológica ·

Los Alixares tenía cuatro salones, corredores con un ingenioso juego de luces y las paredes tenía poemas de Ibn Zamraq

ÁNGEL RODRÍGUEZ

Domingo, 8 de marzo 2020, 03:07

Los patios de la parte antigua del cementerio de Granada son uno de los lugares más desconocidos y hermosos por los que se puede pasear, si desterramos cualquier evocación morbosa por la significación del sitio. Obviamente la tranquilidad está garantizada y una silenciosa paz rodea todo el entorno, donde disfrutamos de antiguos mausoleos de notable presteza artística en su ejecución, o del lugar de reposo de los grandes personajes de la historia granadina. A pesar de eso, es un lugar especial en el que algunos sienten cierto reparo en adentrarse, pero animamos a todo el mundo a que lo haga de vez en cuando. Paz y recogimiento serán nuestros compañeros. Muchos desconocen que en su interior, en el patio de San Cristóbal, existe un hermoso jardín arqueológico en el que la presencia del agua, el rumor que genera, y su posición elevada con respecto al resto del cementerio potencia el sentimiento de intimidad. Pudiera parecer una coincidencia, pero el sentimiento que puede provocarnos pasear por sus calles enlaza de forma directa con un pasado que no tiene nada que ver con la muerte, pero sí con el carácter místico de la vida.

En la colina que hay por encima de la Alhambra, conocida como el Cerro del Sol, encontramos un paisaje histórico que se caracterizó por la proliferación de almunias y fincas de recreo, unas construidas por la aristocracia nazarí y otras por el propio sultán. En todas se conjuga la coexistencia de espacios agrícolas con otros de recreo, incluyendo construcciones palaciegas. A este modelo pertenece el palacio de los Alixares que se encontraba a un kilómetro al este de la Alhambra, ocupando una planicie ligeramente más elevada. Los Alixares han pasado a nuestro acerbo cultural gracias al romance fronterizo que evocaba a Abenamar, moro de la morería… y a los altos castillos que poblaban el cerro de la Sabika, entre ellos 'los Alixares, labrados a maravilla. El moro que los labraba cien doblas ganaba al día, y el día que no los labra otras tantas se perdía'.

Patio de San Cristóbal, donde estuvo el palacio de los Alixares. PEPE MARÍN

Su nombre era al-Disar y era uno de los palacios más singulares por su estructura arquitectónica. Fue mandado construir por Muhammad V en los últimos años de su reinado, entre 1375 y 1394. El significado del topónimo ha suscitado cierta controversia pues para algunos autores significa cortijo o lugar apartado, alejado del bullicio de la Alhambra, donde el sultán podía desarrollar una vida más disoluta, a salvo de miradas indiscretas. Para otros significa todo lo contrario, asociándolo con cierto misticismo que invadía la sociedad nazarí de la segunda mitad del siglo XIV, en la que el sufismo jugó un papel muy importante. Según esto, se trataría de un lugar separado, retirado, elegido por Muhammad V para meditar. Esto no sería extraño ya que durante su destierro, entre 1359 y 1362, visitó el Norte de África, residió en Fez y peregrinó por algunos de los lugares sagrados de los Almohades, imbuidos del rigor ascético propio de su interpretación del Islam. Tras su restitución en el trono emprendió numerosas obras, algunas piadosas como el Maristán y una clara tendencia de aproximación a las vivencias experimentadas durante esos años.

Se dice que su planta y traza arquitectónica habían sido ideadas por el propio sultán, alejado de los modelos tradicionales hispano musulmanes. No olvidemos que él mismo fue el promotor del Patio de los Leones. De cualquier forma, la singularidad de los Alixares con respecto a otros palacios hizo que su fama perdurase a pesar de su pronta desaparición pues parece que apenas sobrevivió medio siglo. En su diseño original había cuatro salones dispuestos en los puntos cardinales, unidos por corredores cubiertos y porticados con finas columnas de mármol blanco. Dentro de cada uno se hacía un ingenioso juego de luces con tragaluces y ventanas en la parte superior, cubiertas con finos vidrios de colores. Las paredes estaban recubiertas con yeserías decoradas con poemas de Ibn Zamraq, el poeta de la Alhambra.

Patio con alberca

En el centro había un gran patio con una alberca central, que es la que hoy vemos, quedando rodeado todo el conjunto por una serie de bancales y jardines para el disfrute y solaz del sultán. Estaba conectado con la Alhambra por medio de un camino real, bien pavimentado, como si fuera un mosaico si atendemos a las palabras de algunos contemporáneos, delimitado por setos de arrayanes.

Restos del palacio. PEPE MARÍN

Todos estos detalles los sabemos gracias al relato de Ibn Asim, ilustre noble granadino que vivió en la primera mitad del siglo XV. Gracias a su relato conocemos los detalles arquitectónicos del palacio, la riqueza de sus jardines y que probablemente se abandonó en el segundo cuarto del siglo XV, en torno a 1431, a causa de un fuerte terremoto, ya que él mismo no llegó a conocerlo en pie. Lo cierto es que en 1492 era una ruina mítica.

Lamentablemente la construcción del cementerio de San José a partir de 1840, ocupando los terrenos del antiguo palacio, supuso la destrucción de parte de sus estancias. Sin embargo los vestigios arqueológicos aparecidos durante las obras, recogidos por la Comisión Provincial de Monumentos, inducen a pensar en la riqueza de sus decoraciones, como por ejemplo los azulejos procedentes de esta zona conservados en el Museo de la Alhambra. Las albercas y los sistemas hidráulicos del entorno también formaban parte de las zonas de cultivo anexas, como el Albercón del Negro que funcionaba como depósito de agua intermedio entre la captación y conducción del agua del río Darro y el palacio propiamente dicho. Noticas arqueológicas del siglo XIX afirman la existencia de dos canalizaciones que iban desde aquí hasta el palacio, una de atanores de piedra y otra de barro. Algunas de estas piezas se conservan hoy en el Museo Arqueológico de Granada.

Hoy día subsisten las ruinas de la alberca y de algunas estructuras dentro del propio cementerio, evocando su pasado en un entorno que nos remonta a un pasado incierto, pero tristemente pasan desapercibidos para casi todos. El palacio de los Alixares sigue siendo un misterio, por su significado místico y su destrucción precipitada, olvidado por todos. Cuando volvamos al cementerio tenemos una buena excusa para buscar sus restos aún sorprendentes.

Ficha técnica

Lugar . Cementerio de San José. Patio de San Cristóbal.

Descripción . Parte del palacio de los Alixares, formado por la alberca y algunos muros perimetrales de las estancias, todo construido con tapial.

Cronología . Levantado por Muhammad V, entre 1375 y 1394. Abandonado en el primer cuarto del siglo XV.

Tipo de protección .Forman parte del conjunto monumental de la Alhambra y Generalife, declarado BIC y Patrimonio Mundial de la Humanidad

Acceso . Los restos del palacio se pueden ver en el patio de San Cristóbal, en un zona ligeramente más elevada.

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