Edición

Borrar
Muralla, torres y barbacana aparecidas en la calleSilencio y calle Málaga. EUSEBIO ALEGRE
La monumental muralla de la Medina que aún sigue bajo tierra en Granada

La monumental muralla de la Medina que aún sigue bajo tierra en Granada

Granada Arqueológica ·

A partir de 1850 se suceden las demoliciones, y no quedó ningún tramo en pie entre las puertas de Bib Rambla y Elvira

ángel rodríguez

Domingo, 6 de diciembre 2020, 00:18

En otras ocasiones hemos hablado de las murallas urbanas y de sus puertas, porque debido a su importancia son uno de los elementos que más han perdurado en el tiempo y en el paisaje de la ciudad. Hoy se encuentran cercenadas, solo quedan algunos tramos en pie, especialmente las del arrabal del Albaicín y las más antiguas de la alcazaba Qadima, habiendo desaparecido casi la totalidad de las que protegían la medina, lo mismo que sus puertas. Pero esa desaparición es solo en apariencia porque se han mantenido ocultas, enterradas bajo tierra, a la espera de que la arqueología volviera a sacarlas a la luz.

Granada a finales del siglo XVIII se sentía incómodamente encorsetada dentro del cinturón defensivo construido en la Edad Media y si bien se habían demolido en algunos puntos para facilitar el crecimiento de la ciudad, lo cierto es que hasta mediados del siglo XIX aún era fácilmente reconocible la mayor parte del circuito defensivo, ciertamente amortizado y camuflado entre los edificios que se había apoderado del espacio que antes las protegía. A partir de 1850 se suceden las demoliciones sistemáticas en la parte más emblemática de la antigua medina islámica, entre la puerta de Bibarrambla y la de Elvira, no habiendo quedado ningún tramo en pie de todo este sector, que era sin duda uno de los más importantes.

Las huellas de la antigua muralla quedó fosilizada en el parcelario urbano que resultó de su eliminación, y hoy día la arqueología urbana ha permitido recuperar varios tramos, con sus torres y antemuros defensivos que nos permiten reconocer en parte este elemento tan importante, ahora como ruinas arqueológicas.

Un buen ejemplo de ello es la muralla en el convento de la Encarnación. En el año 2004, cuando se comenzó la rehabilitación de una parte del convento de la Encarnación, nadie podía imaginar que debajo del suelo iba a parecer uno de los sectores más importantes por su longitud de la antigua muralla. Se trata de un tramo de veinticinco metros, jalonado por una torre y defendido por una barbacana o antemuro situado a unos cuatro metros de distancia. La excavación demostró que existía una muralla más antigua, del siglo XI d.C., que se vio reforzada con la construcción de otro muro por delante, dándole una anchura total de dos metros y medio. Este forro, que mejoraba la defensa efectiva también envolvía una torre zirí, ensanchándola en planta y haciéndola mucho más potente.

Muralla urbana por la Plaza de Bibarrambla. IDEAL

Las mejoras se completaron con el citado antemuro que creaba un corredor por delante de la muralla que garantizaba una mejor defensa obligando a los posibles asaltantes a retirarse de aquella, aumentando entonces la superioridad de los que se encontraban en el adarve dentro de la ciudad. Además de esto, la barbacana llegaba hasta el saliente de la torre, creando compartimentos estancos garantizando entonces que la pérdida de un tramo no comprometiera la defensa de toda la muralla urbana. Se construyó con la técnica del tapial de mortero de cal y árido, con refuerzos de ladrillo en las esquinas, consiguiendo una gran consistencia y dureza.

Unos años más tarde, en 2008, al demoler un estrecho edificio que daba fachada a la calle Silencio y Málaga, de nuevo aparecieron las murallas, y en este caso las excavaciones se prolongaron de forma intermitente durante los años sucesivos. Los restos son muy parecidos a los del convento, habiendo sacado a la luz un quiebro en la línea defensiva de la ciudad, con una doble muralla de más de doce metros de longitud, dos torres jalonándola y una barbacana delantera. Los restos en algunos puntos conservan un alzado superior a los dos metros desde su cimentación, lo cual nos está dando una referencia de su monumentalidad. En este caso una de las torres es maciza, también de tapial de hormigón de cal, y otra es hueca, de modo que parece que existen varias fases de refuerzo en este punto.

La visión que tenemos hoy día de las defensas urbanas se completa con los hallazgos más recientes de la c/ Los Santos-Placeta del Azúcar, con la misma sucesión de construcciones del siglo XI y reformas posteriores, añadiendo torres huecas con refuerzos de ladrillo en las esquinas, amortizando viejos torreones contrafuertes; y la aparecida en la Plaza de Bibarrambla 12.

Torre de la reforma en la muralla, aparecida en c/ Los Santos. ELENA NAVARAS GUERRERO

Su fijación en el espacio, además de la permanencia en el tiempo como la línea epidérmica natural de la ciudad, obligaba a que fuera objeto de continuas reparaciones, e incluso reconstrucciones parciales a lo largo de su vida útil.

En todos los casos existen una serie de elementos comunes: la presencia de unas defensas más débiles, de época zirí cuando se cerca por primera vez la ciudad en el llano, y una reforma muy importante que supuso la creación de unas murallas mucho más sólidas, con más de dos metros de espesor y hasta nueve de altura, demás de la incorporación de nuevos elementos defensivos, como la barbacana y torres albarranas.

Ficha técnica

  • Localización. Tramos de muralla, con sus torres, y barbacana, en c/ Silencio nº1-3 -c/ Málaga nº2, y en Convento de la Encarnación. El último tramo descubierto, en plaza de Bibarrambla nº12, Granada.

  • Descripción. Restos de murallas, torres y barbacanas, construidas en tapial de cal y cantos, con refuerzos de ladrillo. La muralla suele tener dos muros adosados y la barbacana oscila entre los 3,5 y los 4 m.

  • Cronología. Siglo XI d.C. con reformas y mejoras defensivas del siglo XII d.C.. En algunos casos, reparaciones de época nazarí.

  • Tipo de protección. Como elementos de arquitectura militar históricas, tienen la protección genérica de BIC. Todos los tramos citados se encuentran conservados en el interior de los inmuebles.

Todo esto se construyó en el segundo cuarto del siglo XII, cuando los almorávides hicieron de Granada su capital en al-Andalus, ante la presencia amenazadora del rey de Aragón Alfonso I el Batallador que quiso conquistar Granada en su cruzada particular. Las obras pueden atribuirse al gobernador almorávide Abu Umar Inalu, que en 1126, a su vuelta de la campaña de Uclés contras las tropas cristianas, comenzó a construirla.

Volviendo al principio, a pesar de haber sido demolida para modernizar la ciudad, la muralla sigue latiendo en el subsuelo, a la espera de que sus cimientos vuelvan a ver la luz para recuperar el antiguo contorno de la Granada medieval.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal La monumental muralla de la Medina que aún sigue bajo tierra en Granada